—En verdad hermano, no discriminas a ninguna.
—Algún día alguien van a darte una lección, Peter.
Sus palabras no salían de mi cabeza y cada vez me hacían pensar
un poco más.
Me desperté a causa del maldito despertador que Gastón me
había obligado a tener. Giré sobre el colchón y estiré mi mano para apagarlo.
Volví a girar para mirar al techo. Mi cabeza se estaba partiendo, si no me
equivoco logré dormir lo mismo que nada. Toda la noche mi conciencia se encargó
de que mi persona se sintiera verdaderamente mal.
Me levanté y me dirigí al baño. Me di una ducha rápida y
salí para cambiarme. Tomé un poco de café y salí en mi moto para otro maldito
día en ese infierno. Recordé que hoy es la maldita fiesta de mi padre.
¡Demonios, nada podía ser peor!
Llegué y me encontré con Nicolás y Gastón esperándome para
entrar. Sin quitarme los anteojos me acerque a ellos. El pelado me miró bien.
—Uuuh, esa es cara de haber tenido mal sexo—aseguró el
pelado.
—Te equivocas Nico, esa es cara de no haber llegado al coito
—dijo Gastón.
Me quité los anteojos y los miré asesinamente, para luego
gruñirles por lo bajo. No estaba de humor para soportar sus teorías y burlas.
—Creo que si las miradas mataran, ya estaríamos muertos Gas
—dijo Nico.
Los volví a fulminar con la mirada. Maldito si seguía
provocándome no iba a terminar bien. Gas se acercó a él y colocó una de sus
manos sobre su hombro. Comenzamos a caminar hacia las malditas clases, me
adelante un poco, pero podía escucharlos perfectamente.
—Amigo, ¿recuerdas que Peter perteneció al equipo de lucha
en la secundaria? —le preguntó Dalmau por lo bajo.
—Si —se limitó a decir el pelado.
—También, ¿recuerdas cuando peleaba en los bares?
—Aja —respondió Nico.
— ¿Y recuerdas que peleó con Hook y lo venció limpiamente?
Giré un poco la cabeza para mirarlos y Nicolás miró nervioso
a Gastón.
—Sí, lo recuerdo.
—Entonces no insistamos más, ciertamente no somos Hook. No
creo que tengamos tanta suerte si continuamos —dijo él. Llegamos al salón y era
una de las pocas veces en las que llegábamos temprano.
Miré a mí alrededor y Kate no estaba. Gracias a dios no
estaba. Me senté en la última fila y logré hacer que mi cabeza se fuera de aquel
lugar. La clase de Historia Universal comenzó, era tan tediosa aquella clase.
La puerta del salón se abrió y ella entró. Me senté derecho
para mirarla, y a mi cabeza vino lo de ayer. Habérmela imaginando mientras
estaba con otra era algo poco común en mí.
—Lo siento, se me ha hecho tarde —se disculpó.
La profesora la disculpó y ella miró a su alrededor para
buscar un asiento. Él único lugar que quedaba era el que estaba a mi lado.
Intentó buscar otro lugar, pero nada la salvaría de sentarse conmigo. Se acercó
y con cuidado se sentó.
—Buen día —me saludó por lo bajo.
—Ojala pudiera decir lo mismo —le dije. Se giró a verme.
—Uuuh, ¿no dormiste bien anoche? —me preguntó.
—Exacto —dije.
Ella sacó un cuaderno y comenzó a escribir lo que la
profesora estaba diciendo. Miré con detenimiento cada movimiento que hacía su
nariz al escribir. Llevó la punta de la lapicera a su boca para morder
levemente la punta.
¡Oh dios, yo tengo que hacer algo para poder estar con esta
chica!
Se giró a verme, y me encontró mirándola fijamente.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—Nada, solo te miraba —contesté.
—Después puedo prestarte un poco de tapa ojeras, si quieres
—me dijo algo divertida.
—Oh, que considerada que eres cariño.
—Lo sé —dijo orgullosa de ella misma y volvió a concentrarse
en escribir.
La clase se me hizo lenta e interminable. Lali contribuía a
ello, totalmente concentrada en lo que decían o escribían.
—Podemos salir mañana cariño —le hablé. Se giró a verme.
—¿Mañana? —preguntó.
—Sí, ¿Por qué no?
—¿Es necesario?
—¿Cuál es el problema?
—El problema Peter, es que… no quiero problemas—dijo
divertida.
—¿Problemas?
—Ya sabes de quien te estoy hablando. María.
—Oh, María —dije frustrado.
—De verdad tendrías que hablar con ella, está obsesionada
contigo. Por un lado le tengo lastima, debe ser horrible enamorarse de alguien
que solo piensa en sí mismo.
—Juro que yo jamás le di motivos para que se enamorara —me
defendí.
—Peter… chicas como ella se enamoran fácilmente de hombres
como tú.
—¿Hombres como yo?
—De pura palabra, pero cero compromisos —me dijo.
—¿Y chicas como tú? ¿Qué clase hombres buscan? —le pregunté.
Me miró fijo a los ojos y luego sonrió levemente.
—Chicas como yo buscan constantemente alguien que no sea
posesivo y esté dispuesto a entregarse a una relación divertida y sana. Un
hombre con el que puedas hablar de cualquier cosa y sentirte cómoda —me dijo.
—¿Martínez no podía hacer eso?
—Al principio sí, pero luego se volvió insoportable.
—Yo soy un hombre con el que perfectamente puedes hablar
—dije. Volvió a sonreír.
—Sí, lo imagino —dijo sarcástica —Eres el sapo imposible de
transformar en príncipe.
El timbre sonó y todos comenzaron a salir. Ella se puso de
pie y antes de salir del todo se giró a verme.
—Por eso se enamoran ti, creen que pueden cambiarte—me dijo.
La miré fijo —Pero eso, está totalmente fuera del alcance de sus manos.
Lo dejo calladito con eso jajajajajajajaja mas por favor
ResponderEliminarPatty
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ResponderEliminara
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masss me encanta
ResponderEliminarN
ResponderEliminaro
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ResponderEliminara
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Mas Caps.!!!!!!
ResponderEliminarSippppppp!!!!!!