Los tres pensamos lo mismo ‘tratarla como la puta que es’.
Lo cual es muy peligroso estando en esta escuela, ya que nuestros padres son
tan ricos que conviene tener una buena relación con todos.
Nunca se sabe quién es hijo de un posible socio o quien en
esta escuela es un posible futuro negocio o cliente.
—¿Crees que aun lo recuerde?—pregunté inocente.
—Tal vez si, tal vez no —dijo Nicolás.
—¿Y si lo recuerda? ¿Qué hago?
—No lo sé —me contestó el pelado.
—No me estás ayudando —le dije entrecerrando mis ojos para
mirarlo mal.
—¿Y cómo quieres que te ayude? Tú solito te lo buscaste…
—Amigo te decían —dije.
—Ya, ya —nos calmó Gas —Solo hay una manera de poder saberlo
—respondió y abrió la puerta.
Ya todos estaban dentro del salón, hasta la profesora estaba
ahí. Una vez más habíamos llegado tarde. Entramos y sin decir nada nos sentamos
en nuestros respectivos lugares, al
fondo de la clase.
Pude sentir la mirada de María sobre mí y me juré a mi mismo
nunca más volver a hacerlo con una chica de la misma clase...
Bueno no, en realidad nunca sigo mis propias imposiciones.
Soy egoísta y solo pienso en el momento.
Si ellas quieren ilusionarse con que su amor me hará
abandonar el cigarrillo, la bebida, las mujeres y que harán de mí un hombre
responsable y de bien, yo no soy quien para desengañarlas. Especialmente cuando
este pensamiento las conduce más rápidamente a mi cama.
—Lo siento, he llegado tarde —dijo disculpándose con la
profesora una morocha.
Debía ser la chica nueva de la que hablaban Gastón y Nico.
Es bella, bonita. Tiene cara de niña pequeña, pero lo dejé pasar.
Ella tarde o temprano hallaría la forma de abordarme.
Las chicas con sus características normalmente son las que
más sueñan con hallar a su sapo [yo] Y convertirlo en príncipe [yo en los
eventos sociales de mi padre]
—A ver si aprenden ustedes tres de esta chica —nos reprendió
la profesora de estadística descriptiva.
Ni en mis peores pesadillas me imaginé que derecho sería tan
aburrido, pero todo sea por quedarme con el dinero de mi padre. Todo sea por
hacer lo que él me pide y que no le haga daño a ella…
—No entiendo porque —me hice el inocente —¿Acaso no llegamos
nosotros antes que ella?
Toda la clase me volteo a verme, que me encontraba en el
último banco de la fila del medio.
—Usted sabe a qué me refiero Lanzani ¿Qué es eso de llegar y
no disculparse por su retraso? Eso es una descortesía—me dijo.
Torcí el gesto y me levante ‘Estúpida universidad
formativa’.
—Lo siento, Franca —dije condescendiente mientras me
acercaba a ella —Pero creí que no querías que mis compañeros se enteraran de lo
nuestro.
Gastón y Nico se quedaron en sus bancos mientras revoleaban
los ojos y ponían su atención en cualquier otra cosa.
Porque aquí venia yo de nuevo a retar a la autoridad
mientras que los demás en la clase me miraban con los ojos abiertos como
platos.
Excepto por la chica nueva que me miraba como si estuviese
fastidiada de mí, desde el momento en que le contesté a la profesora.
— ¡Fuera de mi clase Lanzani! —me gritó exasperada.
—Ves, no querías que lo supieran —le dije.
— ¡Que salgas de mi clase! —me dijo enojada.
—Bien, ya me voy —le dije.
Fui por mis libros y mis cosas. Miré a toda la clase y
seguían mirándome sin poder creerlo.
Volví mi vista a la nueva, ella tenía su
atención en otra cosa. Al parecer mi forma de comportarme no la había
sorprendió. Solo la estaba fastidiando.
—Apúrate Lanzani —me exigió la profesora.
—Ya, ya —dije exasperado.
Caminé entre los bancos y me acerqué a la nueva. Ella
levantó su vista y me miró. Frunció el ceño y le sonreí levemente.
Me incliné un poco y la besé en los labios. Sus ojos estaban
bien abiertos al igual que los míos. Se quedó quieta sin hacer nada.
Escuché los murmullos de mis compañeros y a lo lejos la risa
de Gastón. Mordí un poco su labio inferior y luego rocé un poco mi lengua
cuando ella abrió los labios un poco más.
— ¡¿Qué estás haciendo Lanzani?! —me gritó la profesora.
—Bienvenida —le dije
Mira a la fecha que vengo a encontrar esta novela jaja xd
ResponderEliminar-Es muy buena, posta:3