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viernes, 12 de julio de 2013

CAPITULO 7

Graaaacias Paola por comentar!! Este capitulo esta dedicado para ti :) Besoosss!!

  Y no era solo su particular belleza. Era su carácter… una chica con ese carácter no es muy fácil de que encontrar.

— ¿Qué piensas? —me dijo Gas.

—Que ni loco —le dije sin dejar de mirar en la dirección a donde ella se había ido —Ya se los dije, es mía.


—¡Hola profesora! —la saludé de forma entusiasta.
  Después del almuerzo me tocaba ir al taller de danza a ayudar a la profesora con mis compañeras.

—¡Al fin te dignas a aparecerte por aquí, muchachito! —me reprendió.

—No es mi culpa que me hayan dado vacaciones en medio del semestre —le dije con una sonrisa inocente.

—Ya no busques más problemas, hijo —me dijo maternalmente —¿Cómo se te ocurre andar con esa máquina infernal por los jardines? —me preguntó.

—Solo me divertía un poco —me justifiqué y cambié de tema antes de que siguiera con un discurso acerca de sus tiempos —¿Qué es lo que está enseñando esta vez, Julia?

—¡Vals! —dijo con emoción. Yo torcí el gesto.

—¿Qué tal un poco de tango? —le pedí.

—¡No! —Me chilló —No te dejare seducir a mis alumnas en medio de mi clase.

—Igual con el vals, se vuelven locas —le aseguré bromeando.

—Creo que aquí el problema eres tú, y no el baile—aseguró.

—Soy irresistible —dije pegado de mi mismo y bromeando con ella.

  Interrumpieron todas las chicas y chicos en sus calzas o shorts cómodos para bailar. Cuando entraron… entonces la vi entrar al salón en un short cortito y una camisa de tirantes. Sonreí al verla al fondo de la clase siendo rezagada por sus compañeras. Seguro todas ellas estaban resentidas con ella por haberse sentado con los chicos y conmigo en el descanso. Decidí ser amable, si las huecas de esta Universidad no querían ser sus amigas por mi culpa, yo sería su amigo.

—La que me faltaba —dijo al verme.

—No seas atípica, ya me conoces. Además te mueres por mí —le dije. Rió irónicamente.

—Claro —dijo asintiendo.

—Bueno, bueno —habló Julia —Comencemos con la clase. Peter me ayudara como siempre.
Mostró los pasos y yo la ayudé, ya que esto no era nada complicado para mí. Julia estaba haciéndoles unas indicaciones a una pareja y ahí aproveché.

—¿Me permites? —le pedí a Richard y él me dio la mano de Lali —Lo haces todo, pero todo mal —la reprendí —No estás escuchando la música.

—Discúlpame, si las miradas de odio me distraen —me soltó de repente.

—No es mi culpa que te afecten tanto, algunas chicas resentidas —le dije mientras la hacía girar y la traía de nuevo a mí—Tendrías que acostumbrarte —le aseguré —Planeo seguir… hablándote —le dije con una sonrisa y dimos unos giros por la pista.

—No tengo por qué responderte —me contestó y la hice girar sobre si misma. Perdió el equilibrio por un momento y la sujeté por la cintura. La coloqué más cerca de mí. Quitó mi mano, apenas recobró el balance —Haces cualquier cosa por tocarme.

—No es mi culpa que tú me des el pretexto —dije inocente.

—Narcisista —me acusó y yo sonreí.

¿Qué chica conocía esa palabra? Esta era una chica inteligente y vivaz.

—Lali estamos bailando —dije cansado de sus acusaciones —Es obvio que tengo que tocarte —hizo una mueca y volvió a poner su mano sobre mi hombro y la otra en mi mano.

—Bailas bien —dijo después de un rato de silencio en el que yo la miraba fijamente a los ojos y ella trataba de evitar mi mirada.

—Y tú estás mejorando —aseguré sonriente —Soy un buen profesor —dije orgulloso de mi mismo.

—¿Dónde aprendiste a bailar? —me preguntó.

Mis pasos fueron sin ritmo por unos segundos, justo el tiempo en el que el recuerdo vino a mí. 

Pero pronto recobré la compostura y sonreí sin ganas.

—Mi madre me hizo ir a clases de ballet cuando era niño —dije orgulloso de aquella etapa de mi vida.

—Vaya —dijo sorprendida —Habitualmente inscriben a los niños en clases de karate o en cosas de peleas y todo eso.

—Bueno —respondí pensándolo un poco —Ya ves que no se puede generalizar nunca, te podrías sorprender.

—Vaya, tu madre debe amar mucho el baile —aseguró.

—Si a ella le gustaba mucho la música y bailar—sonreí levemente —Ella siempre bailaba

—¿Le gustaba? ¿Ya no? —preguntó.

La mire fijo, pensando un poco en eso. Hacía bastante que nadie me hacía recordar eso.

—Muy bien chicos, eso es todo por hoy nos vemos el miércoles.

—Tengo práctica jurídica ¿y tú? —le pregunté para evitar contestar su pregunta.
Al parecer ella le tomó poca importancia y lo dejó pasar.

—Yo también —me respondió.

—Perfecto, te espero afuera del vestidor de chicas—afirmé y me fui a cambiar.

  Cuando llegué al vestidor ella aun no salía, así que me recargué en la pared, frente a la puerta, y me puse cómodo para esperarla. Encendí un cigarrillo y comencé a jugar con el encendedor de Gastón. De pronto empecé a oír muchos gritos y tumultos dentro del vestidor. De repente la puerta se abrió y las chicas de adentro la empujaron hacia fuera, y una de esas perversas le arrancó la toalla dejándola en ropa interior en el pasillo. Cuando la chica malvada me vio abrió bien grandes los ojos. Sorprendida, cerró la puerta. Esto no había sido obra de una sola chica, ¡Habían sido todas! Ella parecía perrito mojado y abandonado a la intemperie, mientras trataba de cubrirse con sus delgados brazos. Estaba toda mojada, su piel estaba erizada y temblaba del frió. Avente el cigarro lejos. Enojado me quité la chaqueta y se la puse para que se cubriera.

—¿Quién te hizo esto? —rugí con ferocidad.

—Se defenderme sola —repuso queriendo conservar un poco de dignidad.

—¡Así lo veo! —gruñí escaneándola de arriba abajo, semidesnuda y cubriéndose con mi chaqueta.

  Se veía condenadamente bien en aquella íntima ropa interior color negro. Su piel era blanca muy blanca, y no había ninguna macha en todo su cuerpo. En otras circunstancias me habría encantado verla así, pero en esta ocasión me sentía extrañamente furioso como para pensar en algo más —Ven aquí.

  La tomé del brazo y la jalé. Utilicé más fuerza de la debida en tocar la puerta, las chicas intimidadas ante mí, muy obvio, enojo entreabrieron la puerta. Yo la pateé con fuerza, afortunadamente no golpeó a ninguna. Estaba enojado con esas bestias, pero jamás me perdonaría a mi mismo lastimarlas… físicamente, claro está. Pero mis principios no me impedían intimidarlas un poco. Jalé conmigo dentro del vestidor a Lali.

—¡Quiero que dejen de molestarla! —rugí furioso. Lali se acomodó atrás de mi, como animal asustado —A partir de este momento si me entero de que alguna de ustedes le ha causado algún daño a Lali —la jalé hacia delante —¡Se las verá conmigo! —amenacé.


6 comentarios:

  1. Me encanta tu novela apenas la empece a leer me gusta mucho. Seguila ;)

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  2. me gusta la nove, quiero otro cap!!!

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  3. me encanto entrar al blog y ver que habias subisdo 2 mas1!
    me gusta mucho la novela fui un anonimo en uno de los anteriores jejej
    por que se me fue poner gabi .)
    saludos
    espero maaaaaaaaaaaaaas hahahahah

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  4. Nueva lectora♥ Me encantaaa tu nove y además amo la pareja laliter

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  5. me encanta la novela pasa por la mia jajajjaja http://tunovelaliteramorzarpado.blogspot.com/

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  6. Ay qué tierno!. Soy una nueva lectora! Seguí así :)

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