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sábado, 27 de julio de 2013

CAPITULO 35

Holaaaa!!! Gracias por todos los comentario!! Me pone muy feliz que os guste!! Mañana mas y mejor!! Comentar muchooo besoss!! Aaahhh en este cap aparece Rochi, ya os aviso que me encanta en esta novela, ya vereis porque ;)

—¡Pues ese es tu problema, déjame en paz! —le exigió. Entré al salón haciendo que ambas me miraran. Lali soltó un suspiro —Lanzani ven aquí.

—¿Yo? —dije haciéndome el tonto.


—¿Acaso hay otro aquí? —preguntó con sarcasmo. Sonreí y me acerque hasta ellas. Lali miró a María —¿Puedes decirle por Dios que entre nosotros no pasa nada?


Miré a Lali y luego miré a María que esperaba una respuesta de mi parte.

—Vamos Lanzani, dile —me insistió la morocha.

—Espera un segundo María —le dije a la rubia y tomé el brazo de Lali para jalarla hacia mí y chocar su boca contra la mía.

  Mis ojos estaban abiertos, al igual que los de ella, pero al iniciar un movimiento sobre sus labios mis ojos se cerraron, otra vez. ¿Por qué? No lo sé.

  Ella no hacía nada, ni siquiera movía los labios. Hasta que casi la obligué a hacerlo, cuando con cuidado mordí su labio inferior. Entonces sentí esa deseada respuesta. Sonreí sobre su boca, para luego volver a ser serio en aquel beso. Subí mi mano que estaba en su brazo a su nuca, para acercarla un poco más. Ella apoyó sus dos manos sobre mi pecho, era como si intentara alejarse, pero algo en ella se lo impedía. Rocé la punta de mi lengua con la de ella. Obteniendo más sabor de su dulce boca. Finalicé volviendo a morder levemente su labio, para luego alejarme despacio. Abrí mis ojos para mirarla.

  Sus ojos se abrieron despacio e intentó hablar, pero las palabras no salieron de su boca. Giré para mirar a María. La rubia estaba tan roja como un tomate, y parecía que su quijada iba a tocar el suelo.

—Yo… —dijo Lali.

—María, si eres tan amable ¿podrías dejar de irritar a Lali? La pones de mal humor y eso me pone de mal humor a mí. Porque después me cuesta un poco más llegar a la habitación, ¿me entiendes?

Hizo un sonido indignado y salió rápidamente de allí. Lali se giró a verme.

—¿Por qué hiciste eso? —me preguntó algo agitada. La miré y sonreí levemente.

—Ya te la he sacado de encima, cariño —dije.

Pestañeó varias veces de forma nerviosa y sacó su mirada de mí.

—No era lo que estaba pensando, pero al parecer funcionó… por ahora —dijo ella. Con decisión fijo su mirada en la mía —Que sea la última vez Lanzani.

—De ninguna manera, cuando te moleste avísame Lali. Yo vendré a besarte las veces que sea necesario —le dije.

—Eres tan infantil —me acusó y salió de allí chocando un poco con Gas y Nico —Lo siento.

Los chicos miraron como se fue, y luego volvieron su vista a mí.

—¿Desde cuándo están ahí? —les pregunté.

—Desde que colocaste tu mano en su nuca para acercarla más a ti —contestó Nicolás.

—Bien, estas bien Peter —dijo Gas mientras ambos se acercaban a mí.

Los miré consecutivamente.

—La… la tengo comiendo de la palma de mi mano. Pronto la tendré en la cama, pero por ahora me conformo manejándola de este modo —dije algo nervioso.

Ambos sonrieron cómplices.

—Creo que a nuestro pequeño saltamontes le está costando un poco aceptar que Lali le gusta más de lo que él cree —dijo Nico.

—Estas en lo correcto mi querido Riera, me parece que no lo está queriendo ver —agregó Gas.

—Vamos chicos, ¿Acaso no me conocen? —les dije mientras comenzaba a caminar para salir del salón. Ellos caminaron detrás de mí—Yo solo la quiero para una noche, y punto.

—Creo que tendríamos que grabarte la próxima vez que la beses. Tú nunca besaste así a ninguna, te lo puedo asegurar —me dijo el pelado.

  Lo miré un poco asustado. Él solo estaba jugando conmigo, yo siempre beso a todas de la misma manera. Aunque, debo admitir que mis ojos se cierran cuando la beso…

—Puras patrañas —aseguré un tanto nervioso —Tal vez sea porque ella si sabe besar.

—O porque realmente te gusta besarla —dijo Gastón.

—Ya cállense, y dejen de decir tonterías —les dije firme.

  Ambos rieron y entramos en la cafetería del lugar. Divisé a Lali sentada con la chica de los anteojitos.

—Miren, se hizo amiga de la chica de los libros—dijo Gastón.

—Diablos —musitó Nicolás.

—¿Qué sucede? —le preguntó Gas. Sonreí, era hora de vengarme.

—¿No te ha dicho? —le dije a Gas. Nico me miró asesinamente —Le gusta la genio.

—¿Qué? —dijo Dalmau con una sonrisa de diversión en el rostro.

—¡Que no me gusta! —chilló él.

—Te encanta Riera, admítelo.

—No hasta que admitas que Lali te trae loquito —me dijo.

  Lo miré fijo por unos cuantos segundos. Le estaba por decir algo, pero mi celular comenzó a sonar.

—Aguarden, señoritas —les dije y me alejé. Miré la pantalla y era mi padre —Mariano.

—Peter, siento no haberte llamado antes, pero no tuve tiempo —me dijo.

—¿Qué sucede? —le pregunté.

—Tú prima, está yendo hacia la Universidad.

—¿Qué? —pregunté sin poder creerlo —¿Por qué Rochi viene aquí?

—Ideas locas de tu tía Jimena —dijo algo exasperado.

—Pero… pero… ¿Acaso no había otra universidad para que fuera?

—No lo sé, solo controla que no haga líos. Ya sabes cómo es…

—Sí, si lo sé —dije y suspiré —Es una diminuta bomba de tiempo.

—Contrólala Peter, no quiero problemas por ella…

—Tranquilo, la mantendré vigilada —le aseguré y colgué.

Volví a donde estaban mis amigos. Ambos miraron mi cara de exasperación.

—¿Qué pasó? —me preguntó Gastón.

—Una pesadilla viene hacia aquí, tengan cuidado. Miren a su alrededor, ella es la creación de dios y el diablo. Más del diablo diría yo…

—¿De qué estás hablando Peter? —dijo extrañado el pelado.

—¡Tontín! —escuché su voz detrás de mí y me paralicé.

—De ella —les dije a mis amigos y me giré a verla.

Con una sonrisa de oreja a oreja se acercó a mí y me abrazó.

—¿Cómo estás tanto tiempo, primo? —me preguntó.

—Hola Rochi, ¿Cómo estás? —le pregunté.

—Cansada por el viaje, enojada porque mis padres me obligaron a venir a está estúpida Universidad, y contenta de ver a mi primo favorito —dijo sin dejar de sonreír.

De verdad me daba miedo.

  Se parecía un poco a mí, pero sus cabellos eran un rubio intenso, un rubio natural. Que caían sobre sus hombros en definidos rulos. Y sus ojos eran como marrones con un brillo un leve destello de verdes en ellos, un poco parecido a los míos, pero con otro brillo. Su piel blanca parecía de porcelana.

—Muchachos ella es mi prima Roció Igarzabal. Rochi ellos son Nicolás Riera…

—Es un gusto Roció—le dijo el pelado.

—El gusto es mío Nicolás —dijo ella y luego miró a Gastón.

—Y él es Gastón Dalmau —lo presenté.

  Gastón no articulaba palabra alguna. Solo miraba fijamente a Rochi, como si fuera algo que jamás hubiera visto en su vida.


22 comentarios:

  1. sube massss
    espero que rochi no le traiga problemas a peter y lali

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  2. nove nove nove nove nove nove nove
    nove nove nove nove nove nove

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  3. mas nove :D
    me encanta

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  4. massssssssssssssss noveeeeeeeee

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  5. Me encantó! Más por favor!

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  6. Amo tu novela!. Subí más por fa!

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  7. ME ENCANT6A LA NOVE
    SUBE MAS
    :D

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