Ya, ya basta Peter. Deja de pensar, todo está bien. Todo
está saliendo acorde tus planes. Pronto Lali caerá a tus pies, como el resto.
Es solo cuestión de tiempo, de esperar.
No me cuesta nada esperar un poco más de tiempo que a las
demás. Y creo que si vale la pena esperar por una noche con Lali, que si sabe
mover bien las piernas.
Comencé a despertar al sentir, como unas leves manos me
movían. Abrí un ojo y la miré. Ella me sonrió levemente.
—Buenos días, nana —le dije con voz ronca.
—¿Se puede saber que haces durmiendo en el sillón? —me
preguntó. Me senté y miré a mi alrededor.
—Mi cuarto está ocupado —contesté, y me puse de pie para ir
al baño. Entré, me lavé la cara y los dientes. Salí y me acerqué a la mesada
para sentarme frente a Tina —¿Qué hora es?
—Las doce en punto, Peter —me contestó y comenzó a sacar
hoyas y comida para cocinar.
—¿Peter? —escuché su adormilada voz.
Mi nana y yo nos giramos para mirar hacia el pasillo, del
cual provenía su voz. Su rostro era una mezcla de sueño, confusión y dolor de
cabeza. Ella me miró y luego miró a mi nana. Me puse de pie y me acerqué a
ella.
—Vamos al cuarto, cariño —le dije y volvimos de donde salió.
Me giré a verla, después de cerrar la puerta.
—¿Dónde estoy? —me preguntó mientras se sentaba despacio en
la cama.
—En mi departamento —le contesté. Sus ojos se abrieron bien
y se puso rápidamente de pie.
—¿Qué hiciste conmigo? —dijo nerviosa —¡Oh, dios! No me
digas que tú y yo…
—No cariño —la interrumpí divertido —Tú y yo no hicimos nada
de lo que estas pensando. Te hubiera encantado, ¿verdad?
—No, claro que no —dijo rápidamente —Además como iba a
encantarme, si no recuerdo nada de lo que pasó.
—¿Nada? —pregunté. Ella clavó sus ojos en los míos.
—Bueno, recuerdo un poco —dijo y me miró con desconfianza
—¿Qué estas insinuando?
—No, nada.
—Lanzani… —dijo mi nombre con tono de advertencia.
—¿De verdad quieres saberlo? —le dije. Ella asintió—Bueno,
pues para empezar tomaste mucho por lo que adjudico todos tus actos al alcohol.
Ni los chicos ni yo te juzgamos de verdad.
—Oh, dios santo —dijo mientras se sentaba en la cama para
escucharme con atención.
—Pusiste música en el bar, comenzaste a bailar muuuuy sexy,
me gusta verte bailar por cierto.
Coqueteaste con Hook…
—¿Hook? —preguntó.
—Un grandulón, así le dijiste, que va allí siempre—le dije
—Me sedujiste.
—¿Qué hice qué?
—Me sedujiste, me bailaste sensualmente… cerca, tocándome,
provocándome.
—Yo…
—Luego te subiste a la barra, haciendo que todas las mujeres
del lugar se subieran y bailaran sensualmente junto a ti. Pero debo decir, que
aun así eras la más sexy. Luego un baboso quiso tocarte, lo puse en su lugar.
Te rescaté de la perdición, salimos de allí, nos fuimos a las vegas, nos
casamos y ahora eres mi esposa. Me debes la noche de bodas cariño…
Ahora su rostro era una mezcla de vergüenza, preocupación y
asombro. Hasta que clavó sus ojos en mí, los entrecerró y me miró con recelo.
—Eso último es mentira, ¿cierto? —me dijo muy segura de
ello. Sonreí divertido.
—Pensé que así el saber que me besaste anoche aligeraría la
noticia —le dije.
Sus ojos se abrieron como platos.
—Eso es mentira —aseguró.
—No, no es mentira. Lo hiciste, y bueno yo no pude negarme…
—Eres un aprovechado, estoy segura de que tú me besaste a
mi, y ahora me estás diciendo que yo te besé a ti…
—¿Para qué voy a mentirte? —Pregunté —Si yo te hubiese
besado te lo digo: Morocha, anoche te besé. Pero no lo hice…
—Mmm, bueno si fue así entonces te pido perdón. Esa no era
yo —dijo totalmente avergonzada.
—No, no me pidas perdón cariño. Por mí, puedes hacerlo las
veces que tengas ganas.
Ella bajó su mirada nerviosa, intentando evitar mi mirada.
—¿Quién es la señora que está en la cocina? —me preguntó.
Arqueé una de mis cejas ante su repentino cambio de tema.
Ella ya no quería seguir hablando de eso. Sonreí levemente.
—Tina, mi nana. Viene, los fines de semana, para cocinarme y
dejarme la comida preparada.
Soy un desastre cocinando.
—¿Así que tienes una nana? Que tierno de ti Lanzani—me dijo.
—Lo ves, no todo es pecado en mí, cariño.
Rió por lo bajo y salimos de la habitación, para ir a la
cocina. Tina nos miró y sonrió levemente.
—Nana, ella es Lali —se la presenté.
—Es un gusto señora —le habló la morocha amable.
—El gusto es mío, niña —dijo mi nana.
—¿Puedo pasar al baño? —me preguntó Lali.
—Si, si —le dije —Aquella puerta de allí.
—Ya vuelvo —se disculpó y fue hasta el baño. Me senté frente
a Tina, y ella me miró bien.
—¿Qué pasa? —le pregunté.
—Nunca habías traído a una chica aquí —dijo con tono pícaro.
—Va a la Universidad conmigo. Ayer tuvimos un pequeño
percance y no podía dejarla sola en su casa.
—Es muy linda, me agrada —dijo y volvió a cocinar.
—Qué extraño, nunca te agradan… por eso no las traigo.
—No parece ser una tonta con pelo teñido —dijo exasperada.
Yo reí —Ella tiene un aura especial.
Lali llegó a la cocina y nos miró.
—¿Quieres comer algo, niña? —le preguntó a Lali.
—No señora, gracias… —dijo y al instante su panza gruñó. La
miré divertido.
—Tonterías, estás muriéndote de hambre —le dije, y miré a
Tina —Nana, dale la lasaña de espinaca. Ella solo le hace el feo a lo que yo
consumo.
Tina la miró.
—¿Eres vegetariana? —le preguntó algo sorprendida.
—Trato de serlo. Desde hace ya dos años que no como carne
—dijo orgullosa de sí misma.
Tina sonrió y sacó la lasaña del refrigerador.
—Es lo único que puedo hacer que Peter coma, sino no hay
caso. No consume casi nada, no proveniente de un pobre animal —le contó mi
nana.
—Si —dijo Lali mientras se sentaba a mi lado —Es un
carnívoro sin control.
—Lo sé, lo sé. Ya le he dicho que un día todos los pobres
animales que le han dado de comer, van a venir en busca de venganza…
—Y se la merecerá Tina, todo se paga en esta vida.
—Además de que algún día le agarrara un paro cardiaco de
tener las venas todas tapadas de carne y comida chatarra —agregó —Y a pesar de
que come como una bestia, está perfectamente bien corporalmente.
—Si lo sé, yo tampoco entiendo porque —dijo la morocha —Y es
una injusticia de la vida. Imagínese, yo llego a comer un poco más de lo que
como normalmente, engordo como 5 kilos, y parezco un globo.
—Eso es terrible, y nosotras las mujeres somos las que más
lo sufrimos. Y él come, come y come, y no engorda.
—Ya lo volveré menos carnívoro de alguna manera.
—¿Ya terminaron de defenestrarme? —les pregunté. Ambas
rieron —Tengo hambre.
—Ya va a estar pequeño —dijo mi nana.
Se acercó al horno para sacar la lasaña. Lali me miró y yo
también lo hice. Me sonrió levemente y sentí aquel extraño impulso de besarla.
Levantó su mano y acomodó mi cabello hacia atrás. La sensación de estar así con
ella se convirtió en algo totalmente extraño.
Era como si yo significara algo para ella. Quizás un amigo…
Nunca tuve amigas mujeres, pues considero que no existe la
amistad entre el hombre y la mujer. Lo único que hay entre el hombre y la mujer
es deseo. Deseo, que arde en mí, cada vez que tengo cerca a Lali.
Tina puso un plato frente a Lali, haciendo que ella mirara
al frente. Sonrió al ver en el plato la humeante lasaña.
—Mmmh, esto se ve delicioso —dijo ella.
—No tanto como tú —le susurré para que Tina no me escuchara.
Lali me miró asesinamente, yo solo reí por lo bajo, y Tina
puso otra plato frente a mí.
Un jugoso trozo de carne, con el mejor puré del mundo.
Mmmh, ¿Cómo sería una jugosa Lali desnuda con crema y una
cereza encima? Eso sería interesante. Muy interesante.
Tina se sentó a comer con nosotros, un poco de lasaña.
Hablaba con Lali como si se conocieran de toda la vida.
Yo solo las observaba y comentaba muy de vez en cuando sobre
alguna de sus conversaciones, de lo cual me ganaba una venenosa mirada de parte
de ambas. Cuando Lali había terminado de comer, yo ya iba por mi segundo plato
terminado. Ella me miró algo sorprendida.
—De verdad eres una bestia comiendo —me dijo.
—Y tú de verdad pareces un pajarito comiendo —le dije.
Lali se puso de pie y juntó sus cosas.
—Bueno, Tina estuvo delicioso, ya te pediré la receta —le
dijo dulcemente.
—Cuando quieras, Lali —dijo ella sonriéndole.
—Lanzani, ya me voy —me dijo.
—Bueno, entonces te llevo —dije cuando terminé de tomar
agua.
—No, ya es suficiente. Ya no es necesario, no soy una niña
—dijo quejándose.
—Bueno, está bien cariño, esta vez acepto tus condiciones
—le dije, y ella suspiró aliviada. La miré divertido —Pero te acompaño hasta
abajo.
—Y si no hay más remedio, ¿Qué puedo hacer? —dijo y Tina
rió. Se acercó a ella —Hasta luego Tina, fue un gusto conocerte. No entiendo
porque teniéndote a ti, el niñito es así.
—Yo tampoco cielo —dijo divertida mi nana.
Revoleé los ojos y busqué las llaves mientras Lali caminaba
hacia la puerta.
—Dile que me agrada —me susurró Tina antes de que yo fuera
detrás de ella.
—Se lo digo —le dije y salí de allí con Lali.
Nos subimos al ascensor y bajamos en planta baja. Caminamos
hasta la puerta y ella se giró a verme.
—Bueno Lanzani, gracias por todo. No recuerdo muy bien lo de
anoche, pero... voy a creer en tus palabras.
—Así tiene que ser —dije. Ella sonrió.
—Gracias —musitó. La miré fijo y no pude detenerme.
Levanté mi mano y acomodé un mechón de su cabello detrás de
su oreja, para luego bajar mi mano por su mejilla y acariciarla levemente. Posé
mi mirada en sus labios, y volví a sus ojos.
—No es nada cariño, se hacer mi trabajo —le dije.
Trató de no sonreír, pero le fue imposible.
—Eres un tonto, adiós —dijo y comenzó a caminar.
—¡Oye! —la llamé. Se giró a verme.
—¿Si? —preguntó.
—Mi nana me pidió que te dijera que le agradas. Y eso no es
fácil de conseguir, no le agradan mucho las mujeres. Menos las chicas que
tratan de corromperme…
—Yo no quiero corromperte —dijo rápidamente.
—Exacto —hablé y sonreí de costado —Mi nana, sabe que soy yo
quien trata de corromperte.
Vi como sus mejillas tomaban un poco de color, y las ganas
de besarla fueron casi ilógicas en mí. Negó con la cabeza y siguió caminando.
¿Por qué demonios es tan linda?
Sacudí mi cabeza y me metí al edificio, subí a mi casa y
entré. Tina estaba terminando de lavar todo. Me miró y sonrió.
—Es encantadora —me dijo.
—¿Te agrada enserio?
—Claro que sí, me recuerda a tu…
Dejó de hablar y bajó la mirada.
—¿A quién? —le pregunté.
—A una vieja amiga que tengo, es así como ella. De carácter
fuerte, convicciones inamovibles y sobre todo una extraña pero dulce forma de
llegar a las personas.
—Para mí es como todas las demás —le mentí descaradamente.
—Si seguro —dijo con ironía —Te conozco tanto, pequeño.
—¿Qué quieres decir? —le pregunté.
Ella sonrió divertida y dejó de lavar, para mirarme a los
ojos.
—Tú, te estás enamorando de Lali.
aaahhhhh q bueno el cap :)
ResponderEliminarsube otro xfa
ResponderEliminarmasssssssss
ResponderEliminarnove nove nove nove nove nove nove nove nove nove nove nove
ResponderEliminarsube otrooo _:D
ResponderEliminarmassssss noveeee
ResponderEliminarMAS!!!!
ResponderEliminarVamos Tina idola! Más! :)
ResponderEliminar++++++++++++++++++
ResponderEliminarMás novela por favor!
ResponderEliminarQué buen capítulo más!
ResponderEliminarsube otro cap hoy XFA :)
ResponderEliminarotroooo !!!!!!!!
ResponderEliminarsube mas
ResponderEliminarsubi el cap 33 esta super buena la novela
ResponderEliminar++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
ResponderEliminarsube otro capitulo
ResponderEliminaresta buenísima la nove
sube massss
ResponderEliminarmamamamamqamammamssssssssssssssssss
ResponderEliminarNaaaaaaaaaaa la deja ahí , sube mas por fa
ResponderEliminarBesos