—Buenas noches señor… —dejó de hablar para seguirme el
juego.
—Lanzani, o puede decirme Peter.
Nos acercamos a una de las mesas donde había comida y cosas
para tomar. Ella miró esporádicamente la mesa y soltó un frustrado suspiro.
—¿Qué sucede? —le pregunté.
—Puedes creer que no tengan nada que no provenga de algún
pobre animal —dijo
—¿Estas segura? —dije y giré a ver la mesa.
Ella tenía razón, allí había de todo, pero nada no
proveniente de algún animal.
—Son todos unos cerdos —dijo mirando a la gente—Presumiendo
su dinero y poder, y riendo con una copa de Martini entre los dedos.
—¿No te gusta esta gente?
—Para serte sincera, no. Pero toda mi vida he vivido entre
ellos, y aun así no los tolero.
—Te entiendo, esta gente es demasiado irritante —le dije. Se
giró a verme.
—¿Vienes seguido verdad? —preguntó.
—Si —dije asintiendo.
—Es la primera vez que vengo a un lugar como este. Y te
aseguro que hubiese preferido quedarme en casa, mirando una película y comiendo
helado.
Miré a nuestros padres y hablaban animadamente.
—¿Crees que hagan algún negocio? —le pregunté.
—Quien sabe —dijo y los miró también —¿Ese es tu padre?
—Si, él es mi padre —dije en un suspiro.
—No te pareces mucho a él —me dijo. Giré a verla.
—No, me parezco más a mí…
Me miró esperando a que terminara de hablar. Sentí un
pequeño nudo en el pecho, algo que me impedía poder hablar de ella.
—¿A tu madre? —preguntó. Salí de mis pensamientos y la miré.
—Si, si a ella —dije rápidamente. Miré hacia uno de los
ventanales y la noche se veía bella.
Sería bueno salir un poco —Oye, ¿salimos
de aquí?
—¿A dónde? —me preguntó confundida por mi repentino interés
de salir de allí.
—Conozco este lugar, he venido antes. Tiene un muy bello jardín,
podemos salir a caminar —le dije. Miró a su alrededor y volvió a mirarme.
—Está bien, vamos —me dijo.
Apoyé una mis manos en su espalda y la dirigí levemente
hacia fuera. Salimos y la leve brisa golpeó nuestros rostros. No hacía calor,
ni frío. La noche en verdad era perfecta. Comenzamos a caminar, por lo que
parecía un laberinto de enredaderas.
—Wou, esto es increíble —dijo mirando a su alrededor.
—El jardinero que hizo esto se merece una consideración —acoté
—Juguemos a las veinte preguntas.
—Que sean cinco —dijo divertida.
—¿Cinco? ¿Nada más cinco?
—Nada más —sonrió.
—Está bien, acepto tus condiciones. Comenzaré yo—acomodé mi
garganta —¿Te agrada haberte encontrado conmigo esta noche?
Rió por lo bajo y me miró de reojo.
—Ciertamente… no me molesta —dijo.
—Oh, eso es bueno —le dije y ambos reímos —¿Playa o montaña?
—Depende —contestó.
—¿De que?
—¿Esa es otra pregunta? —preguntó.
—¿La vas a contar como pregunta? —le dije. Sonrió.
—Si —dijo asintiendo.
—Eres tramposa —la acusé.
—Depende de la persona con la que vaya. Si estoy con amigas,
prefiero ir a la playa. Y si estoy con alguien especial, preferiría ir a la
montaña.
—¿Por qué? —dije interesado en saber eso.
—Van cuatro, señor Lanzani —dijo divertida.
—Lo sé, lo sé. Pero prefiero saber —dije y la mire.
—Lo mejor de tener frío, es poder entrar en calor—me dijo.
Detuve mi paso y vi como caminaba. Se giró a verme y rió
divertida.
—¿Qué te sucede? —me preguntó.
Sonreí levemente y caminé hasta ella sin decir nada.
Seguimos caminando y divisé un bonito lugar, era una especie
de cúpula rodeada de flores y plantas.
—Vamos allí —le dije y le di mi mano.
Ella me miró y con un poco de duda la tomó. Caminamos hasta
allí y le di el paso para que pasara. Miró a su alrededor y luego me miró.
—Este lugar es hermoso —dijo.
—Como yo —afirmé. Me miró divertida —Y como tú por supuesto.
—Oh, que galante —dijo divertida.
—Si te pregunto si quieres bailar, ¿la tomas como pregunta?
—le pregunté.
—No hay música —me dijo mientras trataba de no reír.
—Tenemos imaginación cariño —le dije por lo bajo.
Estiré mi brazo para que ella apoyara su mano en la mía. Rió
quedamente y se acercó un poco a mí para tomar mi mano.
Con un leve movimiento coloqué mi mano en su espalda y la
acerque rápidamente a mí. Me miró fijo a los ojos. Apoyó su otra mano sobre mi
hombro.
Comencé a moverme de un lado para el otro, haciendo que ella
también moviera un poco sus pies. De repente escuchamos como un poco de música
llegaba hacia nuestros oídos. Giramos la cabeza y un grupo de músicos se
encaminaba para tocar algo.
Lali sonrió y bajó la mirada algo sonrojada. Yo les agradecí
a los muchachos con un leve movimiento de mi cabeza. Volví mi mirada a ella y
busqué la suya.
Ella trataba de esquivarme, hasta que no tuvo más remedio
que mirarme fijo a los ojos. Sus pestañas eran largas y oscuras, provocaban que
sus ojos fueran más profundos y cautivadores. Con la música a nuestro
alrededor, una maravillosa noche estrellada y por supuesto mi inexplicable
atractivo tenía todas las de ganar. Podía besarla…
—¿En qué piensas? —me preguntó.
La hice girar una vez y la volví a acercar. Mi mano
cosquilleo ante el contacto sublime que provocaba la piel desnuda de su
espalda.
—En las casualidades de la vida —contesté.
—¿Casualidades?
—Si —dije asintiendo — ¿No te parece una casualidad todo
esto? El habernos encontrado en este lugar esta noche.
—Casualidad, destino o lo que sea. No creo en ninguno de
ellos.
—¿A no?
—No —dijo negando levemente con la cabeza —Para mi la vida
es otra cosa. Cada uno va armando su propio camino, va tomando sus propias
decisiones. Las cosas pasan porque nosotros queremos que así pasen.
—¿Estas queriendo decirme que querías verme esta noche?
Rió por lo bajo y me miró.
—Te queda una pregunta —me dijo.
—¿Puedo besarte?
:O
Que mala dejarnos así,,,!!!!!
ResponderEliminarSube mas por favor...!!!!!!!
Patty
Subiiiiii masssss!!!!!!
ResponderEliminarQuieeeeeeeeeeeeeeeero mas! Me encanta :D
ResponderEliminarsube uno mas , porfa porfa porfa
ResponderEliminarhoy es mi cumple , ne me dejes con la intrigaa siii?
unito mas !
@sofi_blog
sube uno mas xfa :D
ResponderEliminarA noo! Eso no se hace!. Jaja más! :)
ResponderEliminarUno más por favor! Está muy buena tu novela.
ResponderEliminar+++++ nove
ResponderEliminarsube mas nove esta buenísima
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