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martes, 16 de julio de 2013

CAPITULO 16

Aquí va el 16 :) venga 8 comentarios y otrooo!!

—Algo así —dije y la miré — ¿Aceptas?

—Depende, tengo que ver mi agenda. Además de que no imagino cual es el concepto que tienes de cita.


—Ya lo veraz cariño, ya lo veraz.


  Luego del almuerzo, las horas en la Universidad se me hicieron eternas. No quería estar más en este maldito infierno. Pero todo sea por su bien… El timbre sonó y al fin terminó mi calvario. Me puse de pie y tomé mi mochila para ser casi el primero en salir. Sentí una mano apoyarse en mi hombro. Giré y Gas me miró con una pequeña sonrisa. Giré para el otro lado y Nico también lo hacía.

—¿Qué les sucede? —pregunté sin dejar de caminar.

—¿A dónde vas tan energético? —me preguntó Dalmau.

—A salir de este agujero —contesté.

  Divisé a Lali saliendo de uno de los salones. Le pegué un chiflido y giró la cabeza para mirarme. Rápidamente se acercó a nosotros.

—Apúrate, necesito llegar ya —dijo ella. Sonreí por lo bajo.

—Está bien, ve yendo afuera —dije.

—Adiós chicos, los veo mañana —los saludó con una dulce sonrisa.

Ambos vieron como ella se alejaba hacia la salida. Se giraron a verme.

— ¿A dónde quiere ir? —preguntó Nico.

— ¿A dónde crees? —le pregunté sonriendo.

— ¿Vas a decirme que ya…?

— ¿Qué ya que? —dije.

— ¿Qué ya te las estas llevando a la cama? —dijo Gastón.

—Eso ya lo verán sucias —les dije y me alejé de ellos para salir hacia fuera.

  La encontré hablando por teléfono, me miró e hizo una seña para que me acercara a ella. Así lo hice.

—Bueno papá, ya está. Luego hablamos. Adiós —le dijo y colgó.

— ¿Papi? —pregunte.

—No estoy para bromas —sentenció — ¿Dónde está tu auto?

— ¿Mi auto? —dije.

—Sí, tu auto ¿Dónde viajaremos? —preguntó.

—Cariño, delante de tus ojos está la cosa más hermosa en la que podrías viajar —le dije.

Giró la cabeza y sus chocolates ojos se abrieron de par en par.

— ¿Una moto? —dijo sin poder creerlo.

—Si cariño, ella es mi bella Betty Boop —dije orgulloso de aquella bella moto.

Se giró a verme y enfrenté su mirada.

—No voy a subirme a una moto —dijo.

Reí por lo bajo y nos acercamos a la moto. Busqué las llaves y me subí en ella para prenderla. 

Miré de costado a Lali.

—Vamos —le dije.

— ¡No, no voy a subirme a una moto! No me gustan las motos, les tengo terror. Además que ni siquiera tienes un casco —me dijo algo nerviosa —Voy a tomarme un taxi.

—Prometo que voy a ir despacio —dije.

  Detuvo su paso y me miró dudosa. Seguramente su cabeza estaba debatiendo en aceptar o salir corriendo para ir en busca de un taxi.

—No, no, no. Muchas gracias igual. Pero me da miedo ir ahí atrás. Imagina si me caigo—dijo sin dejar de mirar la moto. Revoleé los ojos y me estiré un poco para tomarla de la cintura y acercarla a la moto —Oye, ¿Qué haces?

—Te subo —le dije.

La senté delante de mí.

—No… no me parece correcto esto y…

—Átate el cabello, por favor —le dije.

  Soltó un pequeño suspiró y buscó dentro de su bolso una gomita. Se ató el cabello hacia un costado. Su oreja derecha quedó al descubierto para mí.

—Listo —dijo.

—Ahora voy a pedirte por favor que te acomodes bien. Y que pongas tus manos ahí —le dije y le señalé el pequeño agarra manos que estaba delante de ella.

  Se sentó rígidamente derecha. Sonreí y me acerqué más a ella para pegar su espalda a mi pecho. La sentí saltar levemente.

—¿Hace falta que tanto contacto?

—¿Quieres caerte? —pregunté.

—No —dijo.

—Entonces, si —contesté. Mi boca quedó perfectamente al lado de su oído. Su exquisito perfume entró por mis fosas nasales y rápidamente llenó mis pulmones —Ahora dime, a donde tenemos que ir—susurré mis palabras, ya que la tenía cerca.

  Vi como la piel de su nuca se erizaba. Y sonreí al saber que podía provocar eso en ella con solo hablarle bajito y profundo. Bajé mi mirada a la posición de sus piernas alrededor de la moto. Ojala yo fuera esa moto, y ella estuviera así encima de mí. Sus manos sobre mi pecho, mientras se movía sensualmente sobre mí. Tragué saliva ante el pensamiento, era algo que no podía evitar y me estaba torturando.

—Primero a mi casa, tengo buscar las cosas allí. Pero después no hace falta que me lleves a lo de mi madre, puedo tomarme un taxi —dijo.

—Tranquila, no tengo nada mejor que hacer —dije, me puse los anteojos y arranqué.

  Ella se tenso, agarrándose más fuerte del agarra manos. Me dijo la dirección y asentí al conocer las calles. Quedaba bastante cerca de la oficina de papá. Trate de no ir tan rápido, ella iba a volverse loca si lo hacía.

—¿Estás bien? —le pregunté. Ella giró su cabeza y me miró de costado. Sonrió levemente.

—En el mejor momento de mi vida —dijo irónica. Sonreí por lo bajo.

—¿Quieres manejar?

—No —contestó rápidamente. Reí divertido y tomé sus manos, cuando estábamos parados en el semáforo —¡No Peter, no quiero!

—Shhh, tranquila cariño. No voy a soltarte. Solo quiero que sientas la adrenalina.

—Suficiente adrenalina tengo aquí adelante.

—Vamos, prometo que será divertido —le dije. Me miró de nuevo.

—Si me viera la abuela creo que le daría un infarto—dijo con algo de preocupación.

  Reí por lo bajo. Puso sus manos en las manijas. Las miré bien, sus manos eran pequeñas y sus dedos delgados.

  Sus uñas bien formadas y pintadas de negro, algunos de sus dedos tenían anillos. Puse mis manos sobre las de ella cubriéndolas completamente.

—¿Y ahora qué? —preguntó ella nerviosa.

—Y ahora, déjame a mí cariño.


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