—¿Qué pasa con Martínez? —le pregunté.
—No era nada bueno en la cama.
Ella comenzó a reír y yo también me
uní a su risa.
—¿Me estas hablando
enserio? —le pregunté.
—Muy enserio —dijo
divertida —Yo tenía que fingir.
—¿Le fingías?
—Si —dijo y tomó un
poco más de vodka para volver a hablar —Sino el pobre iba a sentirse muy mal.
—Ni para darle
placer a una mujer es bueno el infeliz —hablé entre risas.
Ella dejó de reír y
me miró fijo. Volvió a tomar de la botella, y luego miró la hora en un reloj.
—Son las 3 de la
mañana Peter, creo que es hora de que te vayas —se puso de pie, pero al
instante se tambaleó y cayó sobre mí. Comenzó a reír divertida.
—Creo que no puedes
pararte —le dije divertido.
Se incorporó y se
sentó derecha sobre mi regazo.
—¿Estas insinuando
que estoy ebria? —me preguntó.
—No lo se, tú dime.
—Lo que yo te digo
es que…
No pude
aguantarme más y me levanté la cabeza para tomar sus labios. Su inmediata
respuesta me confundió.
Se acercó
más a mí, cuando coloqué una de mis manos alrededor de su cintura. Su lengua se
mezclo con la mía y el sabor de su boca era una mezcla paradisíaca de alcohol y
su propio sabor. Era dulce, y adictivo.
Llevó sus
manos a mi nuca y el beso se volvió más profundo. Como cada vez que la besaba,
mis ojos estaban totalmente cerrados y disfrutando de ello como el resto de mí.
Resbalé mis labios
por su mentón y bajé a su cuello.
Me
sorprendió que ella no se alejara o dijera algo para alejarse. De seguro era el
alcohol, el bendito alcohol…
Gimió levemente y
eso fue como apretar el acelerador en mí y no sacar el pie de allí.
Desesperado
volví a su boca. Mordió suavemente mi labio superior y luego se alejó para
mordisquear mi mandíbula, hasta mi oreja.
—Diablos… —musité
apenas audible. Ella iba a volverme loco, completamente loco. La alejé de mí y
me puse de pie. Ella me miró sorprendida —Estas ebria Lali, mejor te llevo a
dormir.
Ella se puso de pie
y tambaleándose se acercó hasta mí.
—No estoy tan
ebria, como para no recordarlo mañana. Pero ni tan sobria, como para dejar que
mi orgullo detenga mis actos —dijo algo agitada. Su mirada estaba llena de
deseo.
—Estoy tan ebrio
como para pasar por alto el que mañana estarás arrepentida, pero tan sobrio y
conciente como para hacer que no lo olvides nunca.
—Entonces,
hagámoslo cariño —me dijo levantando sus brazos al tiempo que yo me acercaba a
ella y la tomaba de la cintura para acercarla de nuevo a mí.
Sus brazos
cayeron pesados sobre mis hombros, y se colgó de mí mientras nuestras bocas se
fundían en un caliente beso.
Sin dejar de
besarnos comencé a caminar a ciegas.
Algunos tropezones, unas risitas de su
parte, hasta que chocamos contra una fría mesa de mármol.
Lali soltó
agitada mis labios, mientras que yo la subía a la mesa justo frente a mí. Abrí
sus piernas y paré en medio de ellas. Volví a tomar sus labios, mientras mis
manos acarician su cuerpo sobre el fino camisón.
—No sabes, no
tienes ni la menor idea de cuanto yo te deseo —le susurré al oído mientras
comenzaba a besar su cuello otra vez —Siempre he sido un firme creyente de
vivir el momento. En tomar lo que quiero cuando lo deseo. Y ahora mismo, Lali,
yo te deseo. Quiero saborear cada centímetro de tu cuerpo. Sentir tu
respiración sobre mi cuello mientras te hago mía. Explorar con mi lengua cada
parte de ti hasta que me ruegues que me detenga.
—No voy a rogarte
que te detengas —dijo agitada y divertida —Esta noche, haz conmigo lo que
quieras. Al diablo con el moralismo…
—Amén —dije y volví
a sus labios.
—Amén, amén —musitó
apenas audible.
Bajé mis
manos hasta el borde de su camisón. Con cuidado acaricie sus muslos y su piel
estaba tan caliente como yo este momento por ella.
Sus manos
estaban en mi nuca y acariciaban mis cabellos en forma de provocación. Sentí
como sus manos resbalaban hacia delante y comenzaban a bajar por mi pecho,
mientras nuestras bocas no cesaban. Alejándome apenas para respirar, la acerqué
más a mí, logrando más espacio entres sus piernas.
Sin ningún
problema la tomé en brazos y la subí sobre abdomen. Sentí como sus piernas se
cerraban a mí alrededor. Gruñí levemente al sentir, como desesperada intentaba
quitarme la remera de encima.
—Ahí, contra ahí.
Así puedo… quitarte esto —habló entre dientes trabajosamente.
Me reí ante su
apabullante suplica.
—¿Estas caliente,
cariño? —pregunté agitado, mientras caminaba con ella encima hasta una de las
paredes que estaba casi vacía.
—¿Tú que crees?
—susurró y clavó sus ojos en los míos —Yo también puedo ser una sexo-dependiente
como tú, y más si hace tiempo que no lo tengo…
—Juro que voy a
encargarme de que lo disfrutes, lo juro…
Gimió cuando
la apoyé contra la pared y hundí mis labios en su garganta. Mordisqueé la
delicada piel de su cuello, hasta llegar a su oreja.
Su
respiración caliente caía sobre mi oreja y nuca. Como había deseado esto, por
dios. Yo ya no podía esperar para subir a aquella cama y hacerla mía, como
tantas veces quise.
Me moví levemente
contra ella, haciendo que se sobresaltara y me apretara con fuerza.
Recargando
su peso contra la pared, me alejó un poco de ella y con una profunda mirada, se
deshizo sin ningún problema de mi remera.
Volvió a
acercarse para tomar mi boca. Volví a caminar a ciegas, pero por un mal
movimiento, y estar tan inmerso en aquello caímos sobre una mullida alfombra.
Ella quedó
sobre mí, pero aun así nuestras bocas no se alejaron ni lo más mínimo. Se alejó
de mis labios y comenzó a bajar su boca y lengua por mi cuello, y siguió
bajando hasta mi pecho.
—Demonios… —escuché
su ahogada voz sobre los músculos de mi abdomen —Estas más bueno que comer un
pote de chocolate derretido con el dedo…
Reí entré
dientes y me senté para sentarla sobre mí y besar su boca. La tomé de la nuca y
la acerqué más a mí, como si eso de verdad fuera posible. Sus firmes pechos
estaban apretados contra mi pecho, debajo de ese lindo camisón y cubiertos por
un sostén.
Ella tenía
una forma tan especial de besar, una forma única y extremadamente caliente. Se
alejó apenas de mis labios y abrí mis ojos para mirarla. Ella me miraba fijo…
—No vas a
detenerme, ¿verdad? Estoy desesperado, Lali. Hace semanas que no lo hago y
estoy por volverme loco… loco —le expliqué agitado mientras veía su forma de
mirarme.
Sus labios se
curvaron levemente, para formar una misteriosa sonrisa.
Tomó una de
mis manos y la dirigió a uno de sus pechos. Me hizo recorrer su cuerpo desde
allí, hasta la curva de su trasero.
—¿Desesperado?
—preguntó. Tragué sonoramente.
—Muy desesperado
—le aseguré.
—¿Y que pasó con
tus conquistas?
No podía
decirle que no había podido acostarme con ninguna de ellas porque siempre que
lo estaba por hacer, su rostro me aparecía para atormentarme y alejarme de cada
una de ellas.
—Ellas no me
excitan —dije.
Su suave
mano acarició mi pecho y subió hasta mi hombro. Se acercó un poco más a mí y
comenzó a pasar su lengua por el costado de mi mandíbula. Gruñí al sentir el
calor de sus piernas alrededor mío.
—¿Yo te excito?
—preguntó alejándose un poco.
Ella quería saber
aquello, ella necesitaba saberlo.
—No te das una idea
de cuanto.
—¿Entonces, qué
estas esperando para subir las escaleras y terminar en aquella cama?
—Estaba esperando a
que me dieras el permiso —dije con una pequeña sonrisa.
Sin ningún
problema me puse de pie con ella encima. Mi cabeza dio vueltas al sentir como
se envolvía alrededor mío otra vez. El calor de sus muslos internos, quemaron
mi cintura en tanto sentía su humedad contra mi estómago.
Comencé a
subir las pequeñas escaleras en forma de caracol que daban a aquel pequeño
altillo, que contenía una gran cama, un enorme televisor y el closed en la
pared. Esa era su habitación, y podías obtener vista de ella desde la sala.
Regresando a
su boca, mezclé mi lengua con la suya y mordí con cuidado su labio. Susurró algo
que no logré entender, pero me dio tanto placer.
Al fin
llegamos allí arriba. Mis manos sostenían con firmeza su trasero, para que
pudiera mantenerse sobre mí.
—Voy a devorarte,
Lali —le dije con voz ronca.
—Esa idea me tiene
loca…
—No más que a mí…
Caminé un
poco más hasta que mis pasos se vieron interrumpidos por una pared. Ella gimió,
cuando por causa de la pared, posé mi hinchada erección contra la parte de ella
en la que ya no podía esperar para enterrarme.
—Oh, dios —dijo en
un leve gemido. Probé la calidez de su boca y escuché sus susurros de placer.
Movió sus manos desde mi nuca, a través de mi espalda, hasta encontrar la
bragueta de mi pantalón. Echándome hacia atrás ligeramente, observé su cara.
—Ya no puedo
esperar a que lo hagas… Hazlo porque voy a volverme loca —me dijo agitada.
Entonces la
bestia que estaba dentro de mí, pareció salir descontrolado. La apreté más
contra la pared y la besé profundamente. Casi salvajemente le arranqué el tanga
que tenía debajo de ese camisón.
Ese camisón
que aun cubría su cuerpo. Pero no quería sacárselo todavía, me gustaba verla
con eso puesto. Metí mis manos entre nosotros y terminé de desabrochar los
botones que ella ya había empezado…
—Espera, espera —me
dijo. La miré fijo —Póntelo primero, sabes de lo que te estoy hablando…
—No se donde está
—dije totalmente desesperado.
—No voy a hacerlo,
hasta que lo tengas —susurró.
Toqué los
bolsillos traseros de mi pantalón y agradecí a dios encontrarlo allí. Ella se
rió entre dientes. Se bajó de mí, para que yo pudiera ponérmelo, y mientras yo
lo hacia ella acariciaba mis cabellos.
—Tú eres un
tramposo y manipulador… Sabías que iba a pasar esto, lo sabías y viniste a… a
enloquecerme…
—Shhhhhh —le dije y
la volví a alzar.
—Pero…
Y cuando sus
piernas se abrieron a mí alrededor, me hundí el ella. Gimió exaltada y se
aferro con fuerza a mi espalda.
Me quedé
quieto, sintiendo como sus muslos internos me rodeaban más y más. Mi cabeza
comenzó a dar vueltas, y vueltas. Mi rostro estaba escondido en su cuello. Subí
mis manos por el costado de sus piernas, alzando un poco más su camisón.
Comencé a moverme despacio.
Ella boqueó y se
arqueó hacia mí.
—Oh, Lali… —su
nombre salió ronco de mi garganta al sentir el placer de estar dentro de
ella.
Mis ojos se
cerraron y gruñí profundamente. Comencé a moverme un poco más, quería sentirla,
necesitaba sentirla.
—Peter… —mi nombre
salió agitado de sus labios.
Entonces me
alejé de su cuello y tomé su boca. Gimió un poco más fuerte que antes y sus
manos apretaron mis hombros. Era tan erótico sentirla de esa forma. Ella estaba
completamente vestida, y yo solo tenía puestos mis pantalones. Me alejé apenas
de su boca para poder respirar.
—Di que deseabas
esto tanto como yo —le dije sin dejar de moverme dentro de ella. Alcé una de
mis manos y tomé uno de sus pechos, para acariciarlo sobre la ropa.
—Yo… yo lo deseaba
tanto —dijo entre dientes.
Sonreí
agitado y capturé sus labios de nuevo. De una manera inexplicable me deshice de
su camisón, y al instante de su sostén. Ahora estaba al descubierto para mí.
Sus manos se movían suaves por mi espalda, y su respiración caliente caía sobre
mi boca. La apreté más contra la pared, haciendo que sus piernas se abrieran un
poco más a mí.
Mordió sus
labios y cerró sus ojos. Mis caderas no dejaban de empujar en su interior, y no
iban a dejar de hacerlo hasta obtener lo que quería de ella. Su boca busco la
mía y sus labios tomaron despacio los míos. Me estremecí dentro de ella. Sus
manos subieron por mi espalda hasta mi rostro. Acaricio mis mejillas, y secó el
sudor de mi frente.
Sus gestos
me confundieron, y su forma de tocarme más aun. Se alejó de mis labios y
levantó un poco su rostro para besar mi nariz. Mis labios quedaron quietos
sobre su mentón.
—¿Tú solo viniste
por placer aquí? —me preguntó agitada
Me alejé un poco de ella para mirarla a los ojos. No podía
responderle eso…porque ni yo sé porque vine a buscarla. Mi incliné hacia ella y
capturé sus labios en un acalorado beso.
Entonces me moví más rápido, haciendo que los gemidos
salieran repetidas veces de su boca, que caían sobre la mía. Ella intentaba
hablar, pero el aire apenas le alcanzaba para respirar. Gruñí profundamente,
cuando ella se abrazó más a mí y sentí como su cuerpo se consumía en un mar de
placer, mientras se corría por mí.
Un gemido estremecedor abarcó cada rincón de la casa, y
llenó de un agudo placer cada parte de mí. Me quedé quieto esperando que su
respiración se calmara y que su cuerpo se relajara. Llevé mis labios a los
suyos y los rocé suavemente.
—Quiero más —habló con la voz cortada. Sonreí levemente.
—Claro que si cariño, aun no he terminado contigo—le dije.
ahora ya lo entendi gracias por subirlo y mas mas mas mas mas mas
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ResponderEliminarAhora si!..Te habia faltado la mejor parte!..jajaja.. EL MEJOR CAPITULO LEJOS!..Seguí, por fa! :)
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ResponderEliminarHolaaa me encanto el capitul.. novela laliter nueva pasate http://casijuegosca.blogspot.com.ar/
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ResponderEliminarVolveee!..jajaja.. Segí subiendo por fa!
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