—Te detesto —me dijo mirándome venenosamente.
Le sonreí y palmeé suavemente su hombro. Haciendo
que su odio hacia mí se incrementara notablemente.
—Yo también te quiero prima…
Caminé un poco más rápido de lo que realmente
debía, pero era que no podía tolerar aquello. ¿En qué momento pasó que se me
fue de las manos? ¿En qué momento Lali se había vuelto a cruzar con
D’Alessandro y habían comenzado a hablar y hablar… hasta que la charla los
llevó a arreglar una cita para el viernes en la noche? ¡¿En qué maldito
momento?!
La divisé sentada hablando con Rochi y Euge. Me
acerqué a ellas. Las tres se giraron a verme.
— Déjennos solos —les dije. Mi prima arqueó una
ceja.
—¿Perdón? —me dijo.
—¡Que nos dejen solos! —elevé un poco mi voz sin
dejar de mirar a Lali.
Ellas dos se pusieron de pie y se fueron sin decir
nada. Ella no dijo nada, solo me miraba esperando a que yo dijera algo. Volvió
su vista al frente y comenzó a hacer un poco de ruido con sus uñas al
golpearlas levemente contra la mesa.
—¿Qué quieres? —me preguntó al fin después de un
largo silencio. Me senté frente a ella, encontrando su mirada con la mía.
—¿Así que saldrás con D’Alessandro el viernes por
la noche? —le dije en tono molesto.
No, no tenía que demostrarle que estaba molesto.
Pero es que no…
—Si, ¿Cuál es el problema? —me contestó con toda la
calma del mundo.
—Que apenas lo conoces —dije apretando los dientes.
—A ti también apenas te conocía y aun así me acosté
contigo —dijo mientras clavaba sus ojos chocolates en los míos.
—No, no, nosotros si nos conocemos. Es más antes
de… que pasara nos conocimos más aun.
—¿Sabes cuánto tiempo pasó hasta la primera vez que
lo hice con Pablo? —preguntó.
—No —le dije negando con la cabeza.
—Un año —sentenció y sonrió irónica —Me siento una
sucia al decirlo, pero… tú lo conseguiste en un mes. Soy una cualquiera ahora,
así que aceptar la invitación a cenar de un chico desconocido ya no es malo
para mí. Además de que Vico es todo un caballero, no solo cuando esta vestido
de traje, que de paso sea dicho, tampoco lo eras realmente…
—No tú no eres una cualquiera —le dije.
—Así me siento Peter, me siento sucia, una
entregada, una regalada, una cualquiera…
—Pero eso no es así…
—¿A no? ¿Y cómo es? ¿Cómo me ves tú? —me preguntó.
—Lo único que voy a decir, es que no voy a permitir
que salgas con D’Alessandro —le dije mirándola fijo.
—¿No? ¿No vas a permitirlo? ¿Pero quién te crees?
¿Mi padre? ¿Por qué no puedo salir con él? Que yo sepa, no tengo nada con
nadie. No le debo nada a nadie y soy totalmente libre de hacer lo que se me
canta…
Se puso de pie y yo también lo hice, rápidamente me
acerqué a ella y la tomé de la cintura acercándola a mí. Mi respiración era
algo agitada, la miré fijo a los ojos.
—¿Sabes porque no puedes? Porque no lo tolero, no
lo soporto. No me cabe la idea de que otro te toque, de que otro te mire, te
bese. No soporto pensar que otro pueda acariciarte, que tú acaricies a otro que
no sea yo. No lo aguanto ¿entiendes? —le dije algo agitado.
—¿Y que tengo que hacer yo con todo eso? ¿Esperar a
que se te pase y quedarme después sola como un hongo cuando eso suceda? Peter
lo que pasó entre nosotros fue un error… no debió pasar y recuerdo cada palabra
que te dije. Lo recuerdo todo, me dijiste que sabias que me iba a arrepentir y
te dije que mi orgullo estaba ebrio para pensar en eso. Tú eres la debilidad de
las mujeres Peter, ninguna puede resistirse a ti mucho tiempo. En algún momento
va a terminar cayendo y yo ya caí…
—¿Qué sentiste? —la interrumpí.
—Lo mismo que tú… placer —me dijo.
—Si yo voy esta noche a tu casa, toco el timbre, me
abres, entro, te besó, te subo a la habitación y te hago lo mismo que la otra
noche, no va importarte pues solo vas a sentir placer, ¿verdad?
—No creo que lo hagas, tú eres el tipo de hombre
que no está dos veces con la misma mujer…
—Podrías ser la excepción —la interrumpí.
—¿Y por qué?
—Porque simplemente, tienes algo que las demás no.
Sin darle tiempo a nada tomé su boca con la mía y
la acerqué más a mí. Sus labios se abrieron para mí, cuando mordí el inferior
con cuidado. Entonces metí mi lengua en su boca y la saboreé tanto como podía
hacerlo. Excitado, pero agitado por la falta de aire, la solté para poder
respirar. No me alejé demasiado… seguí rozando su boca
—Eres mía Lali, niégalo cuanto quieras. Pero sabes
que al final me perteneces tanto como lo sé yo —le dije agitado.
—¿Y tú qué? —Me dijo agitada también —¿Cuándo vas a
admitirlo? Eres mío Peter, niégalo todo lo que quieras, corazón. Pero sabes que
al final la que te maneja soy yo —sonrió burlonamente. Me sentí inhibido —Ahora
suéltame que tengo clases…
Con cuidado la fui soltando. Ella volvió a sonreír
y negó divertida con la cabeza antes de irse y dejarme solo en la cafetería.
La semana se me pasó lenta. Lali era todo lo que
pasaba a mí alrededor y juró en un momento maldeci haber ido a su casa y
haberme acostado con ella. Pero siempre que me ponía a pensar en aquello todo
rastro de arrepentimiento desaparecía.
¿Por qué? Simplemente porque volvía a desear esa
noche. Varias chicas intentaron seducirme en estos días, pero mi rechazo hacia
ellas era mayor que antes.
De verdad no lo entiendo, de verdad no se qué pasó
conmigo.
¿Dónde quedó el Peter pirata, el Peter fiestero, al
que le gustaba llegar tarde a clases y fumar sin desayunar? ¿Dónde? Me parece
que ese Peter está más perdido que nunca.
Al fin el viernes había llegado y al fin mi día de
venganza también. Esta noche Vico y Lali iban a salir a cenar, nada más y nada
menos a que mi restaurante favorito. Gracias a mi gran amigo Nicolás, logré
averiguar aquello a través de su querida novia.
¿Qué casualidad que yo hice una reserva para mí
allí esta noche, verdad?
Salí de la ducha y entré a mi habitación para
cambiarme. Rochi no estaba, pues estaba en casa de Lali ayudándola a elegir el
atuendo para la gran cita.
Vaya prima que me toco. Traidora y cínica.
Pero no, no. Esto no se va a quedar así. No se van
a salir con la suya. Esa cenita quedara arruinada o dejo de llamarme Juan Pedro
Lanzani Vargas.
Miré la hora en mi celular. Ya eran casi las 10 de
la noche. Tenía que apurarme porque o si no iba a llegar tarde. Salí y busque
mi auto.
Hoy no usaría a Betty, hoy la dejaría dormir. Me
subí en él y prendí marcha hacia el restaurante.
Llegué me bajé y le di dinero a un muchacho que se
encontraba allí cuidando los autos del lugar, para que vigilara el mío. Me
acomodé un poco el cuello de mi camisa y suspiré antes de entrar.
Detuve mis pasos al verlos allí sentados en una de
las mesas hablando sin dejar de mirarse.
Vico apoyó una de sus manos sobre la
de Lali… maldito, ya no tendrá mi voto el año que viene.
Sin seguir dando vueltas me acerque a ellos.
—¡No puedo creerlo! ¿Qué hacen aquí? —les dije con
mi mejor cara de sorpresa.
Ambos se giraron a verme. Los ojos de Lali se
abrieron como platos y creí que la mandíbula iba a caérsele.
—¿Qué haces aquí? —me preguntó ella.
—Este es mi restaurante favorito, vengo todos los
viernes. ¿Les molesta si me siento con ustedes? Vine solo —dije mientras tomaba
la silla.
—Si nos moles…
Me senté antes de que ella terminara la frase. Miré
a Vico y palmeé su hombro varias veces.
Él me sonrió divertido. No parecía
molesto. Yo en su lugar ya me hubiese golpeado.
—¿Cómo estás Vico amigo? —le pregunté.
—Muy bien, ¿Y tú Peter? —me dijo.
—Yo en el mejor momento de mi vida…
—Disculpen, voy al tocador —dijo Lali poniéndose de
pie.
Ambos vimos como se alejaba detrás de una puerta.
Volví mi vista a Vico.
—¿Y cómo van las cosas con Lali? —le dije.
—Bien, recién nos estamos conociendo… pero es una
chica increíble. Es dulce, es tierna, muy inteligente… y tiene un enorme
sentido del humor —me dijo divertido.
—Si, si. Ella es así de perfecta al principio —le
dije y vi como salía ella del baño —Pero después te la regalo, es terrible…
Ella se sentó a la mesa con el semblante totalmente
serio. Vico acomodó su garganta para hablar.
—¿Pido la cena? —preguntó él.
—Si —dijo ella secamente.
—Por favor, muero de hambre —dije yo sonriente.
Vico levantó la cabeza para buscar con la mirada al
mozo.
—Dice Rochi que eres hombre muerto —me susurró ella
por lo bajo. La miré y sonreí divertido.
—Oh vamos, es solo una travesura —dije y le guiñé
un ojo —Disfruta esto, estás con dos hombres bien parecidos…
—Vico será bien parecido… tú sobras aquí —me dijo.
—No sientas penas conmigo, admítelo te gusto un
poco. Y tú me caes taaaaaaaaaaan bien, en especial sin ropa, que tengo una
sorpresa para ti —le dije sonriente. Giré mi cabeza a Vico
—Oye Vico, ¿te gustan
los lakers? —le pregunte.
—Si, son un gran equipo —me dijo él —¿Por qué?
—Porque mañana por la noche juegan y tengo dos
entradas extras para verlos, ¿Qué les parece si vamos los tres? —pregunté con
una gran sonrisa.
—Oh dios mío, no es cierto —musitó Lali y tomó su
frente con la mano.
—¿En serio? —dijo D’Alessandro con una sonrisa y
luego miró a Lali —No lo se, Lali y yo ya teníamos planes para mañana. ¿Qué
dices Lali, te gustaría ir?
—Vamos Lali, no seas tonta… las entradas son VIP y
yo se que a ti te encantan los Lakers. La vamos a pasar muy bien —le dije. Ella
me miró fijo y luego miró a Vico.
—Vico, ¿te molesta si salgo un minuto con Peter?
Necesito hablar una cosa con él —le dijo amable.
—No, para nada linda. Ve tranquila —dijo él.
Ella se puso de pie y tomó de mi brazo haciendo que
yo también me pusiera de pie. Casi podría decir que me arrastro hasta afuera
del restaurante.
—¿Cuál es tu problema? ¿Por qué haces esto? —me
preguntó nerviosa.
—Tranquila cariño —le dije y levanté mi mano para
acariciar su rostro. Ella se alejó mirándome despectivamente —Como ‘amigo’ tuyo
que soy, solo estoy cuidando de ti y conociendo más con quien sales.
—¿Acaso no lo conoces ya? Por lo que me dijo Rochi
tienes bastante interacción con él ya que siempre estás metido en problemas.
—Ya, ya no me retes —dije poniendo mi mejor cara de
niño bueno —Solo quiero cuidarte…
—Se cuidarme sola.
—¿Por qué eres tan antipática cuando solo quiero
hacer las cosas bien? —le dije ya un poco molesto.
—No, tú no quieres hacer las cosas bien —me dijo
ella elevando un poco el tono de su voz. —En él único que estas pensando en
este momento es en ti mismo… ¿Qué voy a importarte yo? No seas cínico Peter.
Solo te importan tú y tu estúpido orgullo machista.
—¡Eso no es verdad!
—¿A no? Si, si es verdad. Lo único que quieres de
mí es sexo… nada más. Y no te agrada la idea de que se lo de a otro, PORQUE
ERES UN VULGAR Y SUCIO MACHISTA.
—¿Tú no se lo darás a D’Alessandro verdad? —le
pregunté.
—No, no se lo voy a dar a nadie más. Ni a ti, ni a
él, ni a Pablo. A NADIE.
—¿Por qué?
—Porque voy a tomar los hábitos —dijo más seria de
lo que realmente deseé que estuviera.
—No, tú no estas hablando enserio —le dije algo
nervioso.
—¡No, claro que no! Pero me parece que es lo que
quieres, ya que no puedo estar con nadie, porque tú te encargaras de arruinarme
cada cita que tenga —me acusó —¡Quiero que te vayas!
—¡No, no voy a irme! —sentencié —¡Y mañana iremos
los tres a ese partido y te va a gustar ir conmigo y con Vico juntos! ¡Y te vas
a sentar en medio de los dos y vas a mirar el partido y vas a alentar al equipo
y te va a encantar la salida!
—¡Bien, perfecto! —dijo casi gritándome —¿Quieres
jugar? Yo también puedo jugar Lanzani, y te juro que te vas arrepentir de
haberte metido en mi vida, de haberte metido en mi cama, y de haberte metido
conmigo…
—Que miedo me das —dije irónico. Ella me miró y
sonrió perversamente.
—Pues deberías temerme cariño, si antes decías que
te volvía loco… ahora no sabes la que te espera.
++++++
ResponderEliminarmas nove
ResponderEliminarAaaa esta buenisima la nove. El capitulo siguiente eestara dioss!!
ResponderEliminarme encanta
ResponderEliminarmas novela
ResponderEliminarsube otro capitulo
ResponderEliminar+++++++++++
ResponderEliminarotr0000
ResponderEliminarN
ResponderEliminarO
ResponderEliminarE
ResponderEliminar!
ResponderEliminarmas mass mas
ResponderEliminarmas novela
ResponderEliminarmas xfa
ResponderEliminarHolaa! me encanta la novela la lei en menos de 2 días :) AMO DE QUE SE TRATA!! Me encanta como Lali se hace la dificil y que Peter no se haga el bobo ESTA ENAMORADO :3 Pasatee porfas te estoy recomendando http://casijuegosca.blogspot.com.ar/ Besitos
ResponderEliminar