—Apaga tu celular.
Sin dejar de mirarla tomé el teléfono de mi
bolsillo y lo apagué para luego arrojarlo, creo que, sobre el sillón. Me
incliné hacia ella y tomé sus labios con cuidado. Para luego comenzar a caminar
a ciegas para buscar un lugar cómodo. Ustedes ya saben.
Me desperté y me senté en la cama algo
agitado. Miré hacia mi izquierda y Lali dormía tranquilamente allí. Solté un
suspiro y me volví a acostar. Había tenido una pesadilla, solo eso. Ella está
bien, ella está a mi lado.
— ¿Qué sucede? —su dulce voz rozó mi oído.
Giré mi cabeza para mirarla y ella tenía sus ojos bien abiertos.
—Nada, solo tuve una pesadilla —le dije y me
acomodé bien de costado para acariciar su rostro.
Ella se acercó más a mí y escondió su cara en
mi cuello. Sus brazos se metieron debajo de los míos y sus manos acariciaron mi
espalda.
—Solo fue una pesadilla —susurró.
—Lo sé —dije mientras cerraba los ojos y
disfrutaba de su cercanía — ¿Me das un beso?
—Primero necesito ir al baño —dijo mientras
se alejaba.
—No, no… primero un besito —hice un puchero.
—Bien —dijo en un suspiro y se acercó a mi
boca. Coloqué mi mano en su nuca y la acerqué más a mí.
— ¿Me amas? —le pregunté cuando la solté.
—Mmm… no lo sé —dijo ella mientras se ponía
de pie. Sonrió y me volvió a besar —Claro que te amo, ¿Por qué lo preguntas?
—Solo quería volver a saberlo —le dije.
—Tontín —dijo divertida y entró al baño.
Aquel sueño había sido tan real. Lali era
alejada de mí y nunca más volvía a verla. Mi vida se volvía miserable y sin
sentido. Había sido tan fea la sensación del vacío y el dolor. Me volví a
acostar sobre la almohada y me tapé bien con las sábanas. Hacía un poco de
frío.
Lali salió del baño y volvió a acostarse a mi
lado.
— ¿Qué hora es? —le pregunté.
—Temprano, muy temprano —musitó mientras se
acurrucaba entre mis brazos y volvía a cerrar los ojos.
— ¿Qué tan temprano?
—Son las 5 de la mañana, amor.
— ¿Enserio? —pregunté.
—Si —dijo ella y besó mi pecho —Aun tenemos 4
horas más para dormir. Así que deja de hablar y cierra tus lindos ojos.
La abracé contra mi pecho y cerré mis ojos.
Aun la maldita sensación me seguía molestando. Pero decidí ignorarla. Eso solo
una sensación, nada significa.
Las cuatro horas que faltaban para
levantarnos pasaron volando y Lali fue la primera en levantarse y bañarse. Se
puso el uniforme de la Universidad y luego se tiró encima de mí para
despertarme mientras sus manos intentaban hacerme cosquilla.
—No vas a lograrlo, no las tengo —le dije sin
abrir los ojos.
—Bueno, no tendrás cosquillas pero si te dan
calor los besos —dijo ella y se metió debajo de las sábanas para comenzar a
besar mi pecho y bajar hasta mi estomago.
—Lali… no —le dije.
— ¿Viste? Yo sabía —susurró y su aliento
quemó mis abdominales.
—No hagas eso. Espera… porque… ¡Lali! —dije
elevando mi voz y sacando las sábanas de encima de ella.
Ella estaba sentada a horcajadas sobre mí con
aquella linda pollera que estaba obligada a usar para asistir al campus. Sonreí
al recordar que así mismo la quería yo cuando estaba encima de Betty. Ella
mordió su labio inferior y me miró con ganas.
— ¿Por qué no me haces caso y te levantas?
—me preguntó.
— ¿Por qué estas sentada encima mío con esa
ropa? ¿Acaso piensas que así voy a
levantarme y querer salir de esta cama? —le
pregunté.
Podría decirse que ella casi gateó sobre mí
hasta llegar a mi rostro. Sus labios rozaron los míos. Su aroma a ropa lavaba y
perfume simplemente me excitó.
—Vamos a llegar tarde mi amor… tienes que
levantarte, ahora —dijo.
— ¿Tú estás jugando conmigo? —dije y sin
darle tiempo a nada giré sobre la cama y la atrapé debajo de mí. Ella rió
divertida.
—Esto no es justo—se quejó ella mientras
calmaba su risa.
—Y ¿Por qué no?
—Porque yo era la que te estaba controlando…
así no vale, Peter.
— ¿Tú controlar? Estas equivocada, amor.
— ¿Estás seguro? —dijo sin dejar de mirarme
fijo a los ojos.
Entonces entendí aquello, si ella dice que
no… a veces realmente es no.
Me bajé de ella y me acosté a su lado.
—Está bien, tú ganas —le dije.
Rió por lo bajo y volvió a subirse sobre mí.
Bajó su rostro y me besó tiernamente. Intenté acariciar su rostro mientras la
besaba. Pero ella tomó mis manos y las dejó sobre la cama. Se alejó despacio
dejándome totalmente idiotizado.
—Ahora sí, nos vamos —dijo y se bajó de la
cama.
Soltando un gruñido me puse de pie y entré a
bañarme. Lo hice rápido pues al ver la hora, solo teníamos media hora antes de
que comenzara la Universidad. Salí y me cambié. Bajé las escaleras del cuarto
de Lali y me acerqué a la cocina para comer un poco de cereales.
— ¿Vamos? —le pregunté.
—Vamos, amorcito —dijo ella con una leve
sonrisa.
Salimos de su casa y otra vez en su auto nos
dirigimos hacia otro maldito día de clases. Más rápido de lo que esperé
llegamos y allí estaban nuestros amigos.
—Hola —dijo contenta Lali.
—Hasta que al fin aparecen —dijo Rochi.
—Lo siento, se nos hizo tarde —le dije a mi
prima mientras besaba su cabeza. Saludé a Euge y luego les di la mano a Gas y
Nico.
— ¿Entramos? —dijo Nico.
—Sí, antes de que lleguemos tarde en serio
—dijo Gas.
Caminamos hacia la entrada. Y Lali se detuvo.
Nos giramos a verla.
— ¿Qué pasó? —le pregunté.
—Me olvidé de unos cuadernos en el auto, voy
a buscarlos —dijo.
—Te acompaño —dije y caminé hacia ella.
—No, amor. No es necesario. Vayan yendo que
ya los alcanzo —se acercó a mí y me dio un leve beso antes de correr hacia la
salida.
Volví hacia donde estaban los chicos.
— ¿Larga noche, Lanzani? —me preguntó Gastón.
—No le preguntes esas cosas, Gastón Dalmau
—lo retó Rochi.
— ¿Qué tiene? —Dijo él confundido —Es mi
amigo, toda la vida le pregunte sobre sus aventuras de cama.
— ¡Eres un asqueroso! —dijo realmente
ofendida y comenzó a caminar más rápido.
Gastón comenzó a seguirla mientras le decía
que no podía enojarse por ello. Reí por lo bajo al igual que Euge y Nico.
—Se pelean siempre, pero a los dos segundos
están como si nada hubiese pasado —dijo el pelado divertido.
Mi celular comenzó a sonar. Detuve mi paso y
lo busqué en mi mochila. Miré la pantalla y el número que aparecía era
desconocido.
—Vamos Lanzani, estamos por llegar tarde
—dijo Nico.
—Vayan yendo —les dije y me alejé un poco
para contestar — ¿Hola?
—Lo intente, juro que lo intente —su voz
paralizó mi cuerpo —Pero no lo comprendiste y no me hiciste caso.
— ¿Qué es lo que realmente quieres, maldita
sea?—pregunté nervioso.
—Yo quise hacer las cosas por las buenas y tú
me obligaste a hacerlas por las malas. Tú no la puedes dejar bueno, yo voy a
ayudarte a hacerlo.
— ¿De qué estás hablando? —dije sin entender.
— ¿Dónde está Lali ahora, Peter? —me
preguntó.
Mi corazón se detuvo en ese mismo momento.
Solté el teléfono y comencé a correr lo más rápido que pude hacia la salida. La
luz de afuera se veía lejana y yo sentía que mis piernas jamás iban a llegar
hasta allí. Salí casi volando hacia el exterior y miré hacia donde estaba el
estacionamiento. Lali salía del auto.
— ¡Lali! —le grité. Ella levantó la vista y
me sonrió. Y entonces un auto negro salió de la nada y se detuvo a su lado.
Unos hombres salieron de allí y colocaron sobre su nariz un pañuelo — ¡NO!
Corrí hacia ellos pero fue demasiado tarde.
Se la llevaron.
Asentí mientras él decía el lugar. Yo sé
perfectamente en donde queda. Cuando era niño me escondía de mi padre en aquel
galpón que estaba detrás de la casa.
—Sí, se donde queda —dije y todos me miraron.
—Bien, enseguida mando unas patrullas —dijo
él.
—No, yo voy —dije y corrí para salir del lugar.
— ¡No, espera! —gritó él.
Salí y encontré el auto de mi madre. Me subí
rápidamente a él y comencé a manejar. Tenía que llegar a ese lugar antes de que
fuera demasiado tarde. Giré mi cabeza hacia atrás para ver como todos
comenzaban a seguirme en sus autos. Unas cuantas patrullas de policía también
iban detrás de mí. Aceleré y me pasé varios semáforos en rojo. Pero nada de eso
me importaba ya. Solo necesito llegar a ese lugar y sacarla de allí.
Me bajé corriendo del auto mientras todos los
demás se detenían detrás de mí. Uno de los policías me agarró del brazo.
—No, es mejor que no entres —me dijo. Lo
miré.
—Voy a entrar —aseguré y me solté de él.
— ¡No, Peter! —escuché la voz de mi madre.
Me giré a verla y vi su angustia. Negué con
la cabeza y volví a correr para dirigirme a la entrada de aquel viejo galpón.
Llegué y con cuidado abrí la puerta de chapa.
Todo se veía oscuro y silencioso. Entré del todo y comencé a caminar por allí.
Todo estaba lleno de cajas y latas de
pintura. Había ratas y bichos. Seguí caminando hasta que escuché su voz a lo
lejos. Me acerqué más hacia el lugar.
—Pronto todo terminara, Lali —le dijo él.
Me asomé y allí estaba. Parado frente a ella
mientras sostenía un arma con la que jugaba sin prestarle atención. Ella estaba
sentada y atada a una silla. Un pañuelo sobre su boca le impedía hablar pero su
rostro estaba empapado en lágrimas.
—Todo es una lástima, ¿sabes? —se detuvo
frente a ella y la apuntó con el arma, justo en la cabeza. Lali cerró los ojos
con fuerza —Todo hubiese sido distinto si solo Peter me hubiese escuchado. Pero
no lo hizo. Está como idiotizado por ti y yo no puedo permitir eso. No puedo
permitirlo —la miró y sonrió —Abre los ojos querida, quiero que veas —ella
abrió los ojos y le sostuvo la mirada — ¿Hay algo que quieras decir antes de
morir?
Mi corazón se detuvo y la respiración
abandonó mi cuerpo.
Ella asintió levemente y entonces él sonrió y
le quitó el trapo de la boca.
—Yo… yo amo a Peter —le dijo temblorosa.
Tuve ganas de entrar allí corriendo, pero si
lo hago él puede hacerle daño. Tengo que encontrar la forma.
—Todas dicen lo mismo —aseguró él.
—No, no estoy mintiendo. De verdad lo amo.
— ¿Y si lo amas por qué no lo dejaste?
Tuviste que haberlo dejado si lo amabas. Pero no, decidiste no hacerlo. Entonces
no lo amas, querida.
— ¿Por qué hace esto? —le preguntó ella.
—Ya se te acabó el tiempo para las preguntas
—le dijo y le quitó el seguro al arma. La colocó bien sobre su cabeza. Ella
volvió a cerrar los ojos.
— ¡No! —dije y me hice ver. Él se giró a
verme.
—Peter —dijo ella temblorosa.
—Todo va a estar bien, mi amor. Voy a sacarte
de aquí, lo prometo —le dije sin dejar de mirarla. Ella asintió y soltó unas
cuantas lágrimas.
—Vaya —dijo mi padre y se alejó de Lali.
Comenzó caminar en círculos —Viniste hijo, viniste a ver la muerte de tu novia.
—Suéltala Mariano, se terminó. Estás perdido
—le dije.
—Si entendieras las cosas hijo, sabrías
porque hago lo que hago.
—Solo quiero que la sueltes —dije y me
acerqué un poco más a él, que retrocedió levemente y apuntó de nuevo a Lali
—Mátame a mi padre.
—No —dijo Lali.
— ¿Morirías por ella? —me preguntó. La miré y
ella negó con la cabeza sin dejar de llorar.
¿Cómo no voy a morir por ella? ¿Cómo no voy a
morir por su sonrisa? ¿Cómo no voy a morir por esa paz que me causa? ¿Cómo no
voy a morir por el amor que despertó en mí? ¿Cómo podría seguir sin ella? Nada
tendría sentido… ni siquiera seguir viviendo.
—Claro que si —dije sin dejar de mirarla.
—Pero yo no quiero que lo hagas —me dijo él.
Volví a mirarlo —Creo que aun no has entendido nada, hijo.
—Si lo entiendo, estás loco —le dije —Toda tu
vida me odiaste y jamás pudiste verme feliz.
Porque estás loco.
Él negó y se acercó a Lali para apoyar el
arma al costado de su cabeza.
—Puede ser que tengas razón al decir que te
odié. Y si, lo hice. Te odie más que a nada en este mundo —admitió mientras
seguía sosteniendo el arma cerca de Lali —Pero después te tomé cariño, a mi
manera claro.
—Eres un psicópata —dije entre nervioso y
divertido.
—Yo no quiero que tú termines igual que yo
—dijo y me miró. Un nudo se formó en mi garganta. —Por eso lo mejor va a ser
que ella muera.
—No, no —dije negando con la cabeza —Yo la
necesito, mucho.
—Por eso mismo, hijo. Es mejor sacártela
ahora que luego. Ella se volverá una obsesión para ti. Peligrosa y que te hará
odiar hasta a tus propios hijos… como pasó conmigo —lo miré y negué con la
cabeza —Te volverá loco y no podrás vivir en paz nunca. Y a pesar de que si te
odié, eres mi hijo y por eso no quiero que pases por lo mismo.
—Pero yo soy yo, Mariano. Yo amo a Lali y la
necesito… no solo porque es mi obsesión. Es la persona que me complementa. No
podría vivir sin ella.
— ¿Y que pasara el día en que se canse de
ti?—preguntó —¿Qué harás?
—Lo entenderé, si ella ya no es feliz conmigo
voy a entenderlo.
—No hijo, no entiendes. No podrás dejarla y
te volverás loco. Te lo aseguro.
Volvió a quitarle el seguro al arma y lo
acercó más a Lali.
— ¡No, Mariano!—escuchamos su voz.
Me giré a verla y allí estaba ella. Mi padre
se alejó de Lali y la miró bien.
—Claudia—susurró mientras sus ojos se
iluminaban y una sonrisa aparecía en él.
—No puedes hacerle eso a esa joven, Mariano Y
mucho menos a tu hijo —le dijo ella mientras se acercaba más a él.
—No, mamá —dije en intenté acercarme a ella
pero con un gesto de mano me detuvo.
—Si alguien tiene que morir aquí, esa soy yo
—dijo. Negué con la cabeza —Suelta a Lali y déjala con Peter. Esto es entre tú
y yo.
Sin dejar de mirarla mi padre se acercó a
Lali y comenzó a desatarla. Lali se soltó y al instante su puso de pie y corrió
hacia mí. La abracé con fuerza a mi pecho cuando comenzó a llorar
compulsivamente.
—Ya mi amor, ya —le susurré al oído.
—Tuve tanto miedo, Peter. Pensé que jamás
volvería a verte —dijo sin apartarse de mí.
—Todo terminó, estoy aquí —besé su frente y
luego busqué sus labios e hice lo mismo.
Volví a abrazarla con fuerza. Levanté la
vista y miré a mis padres. Ahí parados uno frente al otro. Mi madre sonrió
levemente.
—Ya no más Mariano, se terminó —le dijo ella.
— ¿Por qué me hiciste lo que me hiciste,
Claudia? Si yo te amaba —le dijo él.
—Yo también te amaba, Mariano. Pero no
supiste manejar el amor. Lo volviste una enfermedad. Despreciaste a nuestro
hijo y mira como estas ahora.
—Por eso tú vas a morir —dijo él.
—Vamos Mariano, termina con la obsesión que
te trajo hasta aquí —le dijo ella.
— ¡NO! —grité y abracé más fuerte a Lali para
que no viera nada de lo que estaba pasando.
Ella escondió su rostro en mi pecho. Cerré
los ojos y entonces aquel sonido entró con fuerza por mis oídos. No los abrí
por unos cuantos segundos.
Todo se detuvo a nuestro alrededor. Lali
seguía escondida en mi pecho y los segundos se hicieron interminables.
Lentamente abrí mis ojos y la vi allí parada
con la mirada perdida en un punto. Miré a sus pies y allí estaba él con el arma
en la mano y una bala en la cabeza. Se mató, él mismo se mató.
Los policías comenzaron a entrar y agarraron
a mi madre para alejarla de Mariano. Ben entró corriendo al lugar y tomó a mi
madre para abrazarla con fuerza. Ya todo al fin había terminado.
—Vamos, vamos afuera por favor —dijo uno de
los policías y se acercó a nosotros.
Sin soltar a Lali comencé a caminar hacia la
salida. Cuando salimos Lali se soltó de mí para correr hacia los brazos de sus
padres.
Ellos la abrazaron con fuerza y Gimena rompió
en llanto. Giré hacia mi derecha y mi madre estaba entre los brazos de Ben.
Ella me miró y se alejó con cuidado de su marido. A paso lento se acercó a mí.
Con una de sus manos acarició mi mejilla.
—Todo termino, Peter —me dijo con voz
temblorosa.
—Lo sé —musité.
—Y tú no tienes la culpa —siguió acariciando
mi mejilla.
—Eso también lo sé.
Ella sonrió con los ojos llenos de lágrimas y
me acercó para abrazarme con fuerza. La apreté un poco más y me sentí realmente
protegido.
Me alejé de mi madre y giré para encontrarme
con Lali frente a mí. Sonreí levemente y ella copió mi acción.
—Ven aquí —susurré y ella corrió hacia mis
brazos. Volvió a esconder su rostro en mi pecho y acaricié su espalda
dulcemente —Casi muero cuando vi que te llevaban.
Mis labios rozaron su frente. La sentí
temblar levemente.
—Gracias, mi amor —susurró.
Levantó la vista de mi pecho y me miró.
También la miré. Levanté mi mano y acaricié su rostro.
—Ya no más obsesión Lali, ya no más —dije y
la besé suavemente en los labios sabiendo que ahora todo estaría bien.
Mas mas mas mas
ResponderEliminarWaaaaaaaaa
ResponderEliminarme llore todo
Quiero el epilogo
bess mariaaaaaa!
@sofi_blog
me encanto!! me encantan este tipo de novelas qe no son un culebron! son un poco mas reales :) sigue asi te la rifas!!
ResponderEliminarGracias!! Opino igual q tu, por eso subi esta novela :) Es bastante real y no es un culebron!! Besos
Eliminardime es mormal que llore, no se porque pero termine llorando quiero ya el epilogo y ver la otra nove que vas a subir!!!
ResponderEliminar@ROCHI16TA
linda
ResponderEliminarLlore, mucho. QUIERO YA ESE EPILOGO!!!!
ResponderEliminarCasi muero
@Surisasalva