—Peter, no creo que sea un buen momento —me
dijo. Sonreí y negué con la cabeza.
—Claro que si es un buen momento, mi amor. Tus padres y nosotros vamos a ir a almorzar juntos. Algo me dice que al final vamos a sacar algo muy bueno de este día. Eso te lo puedo asegurar.
Ella dejó de caminar y entonces me giré a
verla. A leguas se notaba que estaba realmente nerviosa por todo este motivo.
—¿Qué pasa mi amor? —le pregunté.
—Creo… creo que no es buena idea, Peter.
Mejor llamo a mi madre y le digo que no venga. O quizás llame a papá y le diga
a él que no venga —dijo y tomó su celular.
—Oye, oye —la detuve y le quité el pequeño
aparatito —Todo va a estar bien. Ellos dos son personas grandes, van a
comportarse.
Ella asintió y besé su frente. Volvimos a
caminar y entramos al lujoso hotel para dirigirnos a la parte cómoda del restaurante.
Un hombre calvo y de baja estatura se acercó a nosotros.
—Buenas tardes, ¿en que puedo ayudarlos? —nos
preguntó.
—Buenas tardes —lo saludó Lali —Tenemos una
reservación a nombre de Mariana Esposito.
El hombre miró la agenda que tenía en su mano
y asintió.
—Si señorita, la mesa ya esta lista. Por
aquí.
Comenzó a caminar y lo seguimos. Nos dio el
paso para sentarnos en una adornada mesa con cuatro platos. Como todo un
caballero le corrí la silla a mi novia y ella se sentó. El mozo se alejó inclinando
levemente la cabeza. Vi como Lali miraba a su alrededor…
—Amor, tranquila —le dije. Me miró a los
ojos.
—Cuando mis padres lleguen se va a desatar la
tercera guerra mundial —aseguró.
—Quien sabe —dije y acaricie su mejilla
—Quizás sea hora de la paz mundial.
—¡No saben lo contenta que me puse cuando
supe que íbamos a almorzar los tres juntos! —escuchamos su aguda voz. Ambos nos
giramos a verla. Me puse de pie y ella se acercó a abrazarme —Eres un
desconsiderado. No fuiste a visitarme como lo prometiste.
—Lo siento —le dije y me alejé de ella —Pero
las cosas no estaban bien en esos tiempos.
Ella miró a Lali y luego volvió a mirarme.
—¿Acaso ella te prohibió que me vieras? —me
preguntó.
—No, no —dije divertido. Lali se puso de pie.
—¿Puedes hacerme el favor de saludar a tu
hija como corresponde? —le dijo. Gimena sonrió y se acercó a ella para
abrazarla y besar su rostro.
—Eres tan celosa —aseguró alejándose de ella.
—No son celos —cuestionó ella —Solo me
molesta que siempre estés a favor de los demás. De cualquier extraño, menos de
mí.
—Eso no es verdad —le dijo su madre mientras
se sacaba el abrigo y todos tomábamos asiento. Gimena miró bien la mesa y
frunció el ceño —¿Por qué hay cuatro platos? Somos solo tres personas.
—Mmm, lo que pasa es que…
—Se confundieron —interrumpí a Lali, que
soltó un leve suspiro.
—Voy a pedir que lo quiten —dijo Gime se puso
de pie.
—¡No! —dijo Lali elevando un poco más la voz.
Gimena la miró extrañada —No, no digas nada. La mesa se ve bien así… con cuatro
platos.
Gimena volvió a sentarse y pícaramente miró
nuestra cercanía.
—¿Hay algo que deban decirme? —nos preguntó.
Miré a Lali y sonreí.
—Gime, luego de hacerme sufrir como un idiota
y casi enloquecerme por completo tu hija ha aceptado que me ama —le conté. Su
boca se abrió del asombro y miró a Lali con los ojos bien abiertos.
—En realidad no fue tan así —dijo Lali
mirándome con reproche —Lo que está queriendo decirte es que…
—Eres mi suegra —le dije y la miré.
—¡Aaay, no saben lo feliz que me ponen! —Dijo
contenta —Eso quiere decir que son novios, ¿verdad?
—Si —dijo Lali por lo bajo.
—¡Esto hay que festejarlo a lo grande! Llamen
al mozo y pidan una champaña que yo voy al baño un segundo —se puso de pie y
vimos como desaparecía por una puerta.
Lali volvió su vista a mí y noté su
inconfundible enojo.
—¿Qué sucede? —le pregunté.
—¿No te parece que se lo has dicho muy rápido
y de una manera muy poco apropiada? —dijo.
Sonreí y me acerqué más a ella para besar
cortamente sus labios.
—Todo está perfecto, amor. Ella lo tomó como
yo lo esperé. Pero quédate tranquila, que con tu padre seré de otra manera…
—Hija —ambos lo escuchamos y nos giramos a
verlo. Nos pusimos de pie y él se acercó a Lali para abrazarla.
—Hola papá —le dijo cuando se alejó de él y
miró hacia la puerta del baño.
Aun Gime no salía. Nico me miró y sonrió.
—Es un gusto volver a verte, Peter —me dijo y
tendió su mano hacia mí. La tomé.
—Lo mismo digo, señor Esposito —tomamos
asiento.
—No sabía que ibas a la misma Universidad que
mi hija —miró a Lali.
—Yo tampoco lo sabía hasta aquella noche en
la fiesta —mentí. Lali rió por lo bajo.
—Me alegro que se hayan llevado bien —dijo
él.
Asentí y miré a Lali. Ella observaba intranquila
la puerta del baño. Tomé su mano por debajo de la mesa. Su vista volvió a mí.
‘Todo va a estar bien’ ella leyó mis labios.
Sonrió y miró a su padre.
—Señor Esposito, básicamente organizamos este
almuerzo porque queríamos contarle que su hija y yo… estamos juntos —le dije
tratando de sonar lo más tranquilo posible. Nunca pensé que llegaría el día en
que tendría que presentarme como el novio de alguna chica.
La mirada de Nico se dirigió a Lali y luego volvió a mí.
—¿Eso quiere decir que tú y mi hija tienen
una relación amorosa? —preguntó. Asentí nervioso. Me parece que la idea no le
está cayendo para nada bien —Eso es muy bueno —aseguró mientras una sonrisa se
formaba en su rostro. Sentí como todo el aire que tenía en mis pulmones salía
lentamente.
—¿Te agrada la idea? —le preguntó Lali
sorprendida.
—Claro que si, hija —aseguró él y palmeó mi
hombro—Este muchacho me cayó bien desde la primera vez que lo vi. Además de que
eso significa que al fin te has desecho del idiota de Pablo.
—¡Papá! —lo retó Lali.
—¿No le caía bien Martínez? —le pregunté.
—Para nada… demasiado posesivo para mi
princesa. —Un celular comenzó a sonar. Nico lo tomó y miró la pantalla. Se puso de pie —Un
minuto por favor.
Se alejó de la mesa mientras contestaba.
—No puedo creer que le hayas agradado desde
el primer momento. Se nota que apenas tuvo contacto contigo —me dijo Lali. Reí
por lo bajo.
—Yo soy la persona más agradable del mundo,
amor. De eso estate completamente segura.
—Perdón por haber tardado tanto —dijo Gimena
sentándose a la mesa —Había cola para el baño, por dios. Lali miró hacia donde Nico
se había ido. Volví a tomar su mano por
debajo de la mesa. Ella rió por lo bajo y me miró —¿Ya pidieron la champaña?
—preguntó. Ambos negamos con la cabeza —Bueno, voy a pedirla.
Se volvió a levantar y se dirigió hacia la
barra.
—Listo, solo era una llamada de oficina —Nico
se sentó en la silla. Lo miramos —¿Qué
vamos a tomar?
—Champaña —dijo Lali.
—Perfecto —aseguró él. Su celular volvió a
sonar—Lo lamento, hija. Pero juro que será el último.
—Atiende tranquilo —dijo ella.
Nico volvió a levantarse. Lali y yo nos miramos y
estallamos en risas. Me acerqué más a ella y junté mi frente con la suya
—Esto es tan cómico —le dije.
—Lo sé —asintió ella.
—Nunca pensé que almorzar con mis suegros
sería tan divertido —rocé sus labios con los míos y ella dejó de reír.
—Esto no está bien, deberíamos decirles
—susurró y me besó.
—Ya se van a encontrar —aseguré y la besé un
poco más.
—¿Qué haces tú aquí?
—¿Qué haces tú aquí?
Nos alejamos y los miramos uno frente al otro
con la mesa de por medio. Y el momento del encuentro ya llegó. Que dios nos
ayude.
Me encanto! muy buenooo! QUIERO MAS! :c
ResponderEliminarMasssss
ResponderEliminarMassssss
ResponderEliminarMasssss
ResponderEliminarMasse
ResponderEliminarMAS !!
ResponderEliminarmás!!!! listo llegue
ResponderEliminar@ROCHI16TA
Mas me muero x saver mas tiernos!!!
ResponderEliminarMas Mas!!!
ResponderEliminarRegreseeeeee y me puse al dia maria!
ResponderEliminarJajajajaja muuuy gracioso el cap!
Espero otrooooo
Te extrañeeeeee!
Besos
@sofi_blog
Subi otro me muero!!!
ResponderEliminarjajajjajajaja estoy muriendo!!!!espero que cuando termines esta subas otra!! si algun dia sacas un libro te puedo asegurar que voy a ser la primera e comprarlo! tenes mucho talento!!
ResponderEliminarQuiero saber que pasa con Nico y Gime!!!
ResponderEliminarNecesito más!!!
ResponderEliminarque va a pasar??!!!! ajja sube otrooo
ResponderEliminarCuando la seguis? Espero que pronto me dejas con intrigaaaaa
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