— ¿Son novios? – preguntó.
— No precisamente… estamos en algo, comenzando
recién.
— Es maravillo, pensé que nunca viviría el momento
en que me trajeras a ‘tu chica’ a casa. ¿Estás enamorado?
La miré fijo a los ojos y sentí una pequeña presión
en mi pecho.
— Creo que sí — le dije.
— ¿Crees? — dijo confundida.
— Mamá, la verdad es que nunca me pasó algo así.
Yo…
— Eres un Don Juan – me acusó con indignación.
— Sí, puede ser…
— ¿Con cuantas mujeres has estado? — me preguntó.
—Mamá, ¿no crees que…?
— Contéstame, Peter — sentenció con firmeza.
Sonreí ante su enojo. Siempre quise que mi madre me
regañara.
— No lo sé – contesté.
— ¿Cómo que no lo sabes?
— No, no lo sé. Nunca me puse a contarlas.
— Oh, eres un desconsiderado, mujeriego. No puedo
creerlo…
— Mami, ya no me regañes. Sabes que solo tú me
interesas — le dije poniendo mi mejor cara de niño bueno. Ella me miró bien y
sus ojos se humedecieron. Sonrió y volvió a abrazarme.
— Aún consigues comprarme — dijo sin soltarme. Se
alejó y me miró – Pero creo que eso ahora no es así… porque he visto cómo la
miras.
—Ella no solo es hermosa por fuera, también lo es
por dentro — le conté.
— Sí, se nota y mucho.
— Te extrañe tanto – le dije.
— Y yo a ti, bebé — me dijo y se puso de pie
entregándome su mano — Vamos a fuera.
Tomé su mano y caminamos hasta la parte trasera de
la casa. Salimos y detuvimos nuestros pasos al ver cómo Lali y Hoope reían y
jugaban con las muñecas.
Sentí un cosquilleo en mi estómago. Ella era tan
bella, y tan dulce. Ambas se giraron a vernos. Hoope se puso de pie y corrió
hasta nosotros.
— Tu novia es muy linda, hermanito – me dijo
sonriente.
— ¿Qué es eso de ‘hermanito’, enana? Aquí la
hermanita eres tú — le dije.
— No, yo soy toda una mujer. Sino pregúntale a
mamá, ya me maquillo — dijo y colocó sus dos pequeñas manos sobre su cintura
parándose coquetamente.
— ¿Y acaso tú permites que se maquille? – le dije a
mi madre.
— Oh, no me digas que vas a ponerte igual de
insoportable que Ben con ese tema. Ella es una niña y a todas las niñas les
gusta maquillarse y jugar a ser grandes – me dijo mi madre.
Lali se acercó a nosotros. La miré y tuve muchas
ganas de besarla, pero no podía hacerlo delante de mi hermana y mi madre.
— Estábamos divirtiéndonos un poco — nos dijo la
morocha mientras le sonreía a Hope.
Mi madre se acercó a ella y la abrazó. Un tanto
confundida, Lali le devolvió el gesto.
— Muchas gracias, Lali… Peter me contó que tú
conseguiste el número. De verdad no sé cómo voy a hacer para agradecerte esto
—le dijo y se alejó de ella.
— Primero que nada, Feliz cumpleaños, señora Vargas
– dijo ella.
— Ya no me digas señora. Dime Claudia, linda. Nada
de formalidades conmigo, al fin y al cabo eres la chica que me devolvió a mi
hijo.
— ¡Oigan, vamos a comer! — nos llamó Ben.
Mi madre y mi hermana comenzaron a caminar hacia
él, Lali estaba por caminar también pero la tomé del brazo y la jalé hacia mí
para mirarla a los ojos.
— Gracias — le dije. Ella me miró bien.
— ¿Por qué? – preguntó.
— Por darme el segundo mejor día de mi vida.
— ¿El segundo? ¿Cuál fue el primero?
— El día en que te conocí — contesté y me acerqué a
ella para besarla levemente en los labios.
La besé despacio, dulcemente, en cámara lenta. Me
olvidé completamente en donde estábamos. Parecía que nada estaba a nuestro
alrededor. Su nariz acariciaba la mía, con cada leve movimiento que hacían
nuestras bocas.
No había nada más en el mundo que yo quisiera en
este momento que estar besándola. Era una sensación hermosa. Su boca tenía un
sabor único, dulce, adictivo… embriagante. Su pequeña mano se apoyó en mi
rostro, mimándome dulcemente.
— Si ella no fuera tu novia, no la besarías en los
labios — escuchamos la pequeña y suave voz de Hoope. Ambos nos alejamos
rápidamente para mirarla bien.
Mi pequeña hermana tenía una sonrisa pícara en los
labios. Sus manitos estaban apoyadas sobre su cintura y se movía levemente para
un lado y para otro.
— Lo que pasa, enana, es que aun eres muy pequeña
como para entender ciertas cosas — le dije mientras me acercaba a ella y la
alzaba en brazos.
Ella me miró y sonrió para luego mirar a Lali.
— ¿Es un buen novio? — le preguntó. Lali sonrió
levemente y comenzamos a caminar hacia
donde estaban mi madre y Ben.
— Por ahora no lo llamo novio — le dijo la morocha
—Pero por ahora es un buen amigo.
— Pero si es tu amigo, ¿Por qué te besa?
— Porque me gusta besarla — le contesté yo.
— Peter — me regañó Lali.
— Entonces, si mi amigo Billy quiere besarme porque
le gusta ¿lo dejo? — preguntó.
— ¿Qué? ¡No, claro que no! ¡Tú no debes dejar que
ningún mocoso atrevido te bese! Y si eso sucede tendré que ponerme violento —le
dije algo nervioso.
— Oh, Peter, no puedes decirle eso a tu hermana —me
dijo la morocha y tomó en brazos a Hoope. La pequeña rubia la miró fijo a los
ojos mientras caminábamos — ¿Quién es ese tal Billy? — le preguntó.
— Vamos juntos al jardín — le contó ella — Y él es
mi amigo… y siempre jugamos juntos a la familia y él siempre es mi esposo.
Tenemos una hija que se llama Estrella y una mascota llamada Otto.
— ¿Te besó? — preguntó Lali. Me tensé un poco.
— Solo cuando se despide de mí porque se va a
trabajar, me da un beso en el cachete. ¿Eso es un beso de novios?
— Pero qué mocoso desubicado. Creo que tendré que
hablar muy seriamente con tu padre, jovencita — le dije y caminé un poco más
rápido.
— Peter, ven aquí — me llamó Lali, haciendo que mi
paso se detuviera. Ellas me alcanzaron y me miraron — Tú no vas a decirle nada
a Ben, porque tienes que ser un buen hermano y guardarle los secretos a tu
hermana…
— ¿Los hermanos guardan secretos? – preguntó Hoope.
— Es su deber – le contestó Lali.
— Sí, pero no cuando un mocoso desubicado trata de
propasarse con tu hermanita. ¡Tiene cinco años, por Dios! — solté exasperado.
Llegamos a la mesa y mi madre y Ben se giraron a
vernos un poco extrañados.
— ¿Sucede algo? — preguntó Ben.
— Sí, sucede que…
— Sucede que estábamos hablando un poco de el
jardín con Hoope ¿no es así, Peter? — me
preguntó interrumpiéndome.
— Sí, es así – dije con tono bajo.
— Bueno, ya siéntense a comer… que, si no, se
enfría — habló mamá.
Nos sentamos a la mesa y Ben se acercó a nosotros
con una bandeja.
— Mamá, casi me olvido… Lali es vegetariana — le
dije al mirar la bandeja que Ben traía, de seguro era carne. Mi madre miró a la
morocha.
— ¿En serio? — le preguntó.
— Bueno, en realidad es algo que hace poco que
estoy implementando. Exactamente dos años. Estoy intentando limpiar mi
organismo — le contó la morocha.
— Es asombroso, porque yo también lo soy — le dijo
ella.
Me sorprendí al recordar aquello. Juro que me había
olvidado completamente de que mamá también era vegetariana.
— No puedo creerlo — dijo Lali y me miró – Nunca me
dijiste que tu madre era vegetariana.
— Lo que pasa es que lo había olvidado – dije yo,
un tanto sorprendido aún.
— Bueno, eso no es problema. Tenemos comida para
las vegetarianas en esta casa — dijo Ben, y sonreí – Pero nosotros comeremos
carne, ¿no es así, Peter?
— Por supuesto que sí, Ben — le respondí.
— Carnívoros – dijeron mi madre y Lali al mismo
tiempo.
Todos reímos divertidos y comenzamos a comer. Mi
madre y Lali hablaban como si se conocieran de todo la vida. Ellas tenían
tantas cosas en común. El amor por la naturaleza, por las fotografías. Esa
manera de ver la vida como el mejor regalo del mundo, esas ganas de vivir.
Y sobre todo esa entereza y dedicación que las
hacía verse indestructibles.
— Son hermosas, ¿verdad? – me habló Ben sentándose
frente a mí, mientras dirigía su mirada a ellas, que aun seguían hablando con
Hoope junto a ellas.
— Tienen tantas cosas en común… juro que no me
había dado cuenta de eso – le dije y lo miré.
— Son mujeres increíbles. No puedo creer que hayas
encontrado a una chica así…
— Fue por casualidad… o el destino — dije
asintiendo.
— ¿Dónde la conociste? – preguntó.
— En la Universidad… cuando volví de mi suspensión…
— ¿Te suspendieron? – me interrumpió. Reí por lo
bajo.
— Sí – dije en un susurro — Me metí a los jardines
del campus en mi moto, y destruí patrimonio del establecimiento.
— Oh, eres increíble — dijo divertido — ¿Y cómo le
hiciste para enamorarla? Parece ser una chica muy aplicada, como tu madre…
— Debo decir que fue ella la que me enamoró a mí.
Yo no tenía ninguna intención de enamorarme, y mucho menos de una mujer así. Te
aseguro que me enloqueció — le conté.
— Pero ¿no estás contento de haberla conocido? — me
dijo. Entonces volví mi vista a ellas, y la mirada de Lali se cruzó con la mía.
Me sonrió levemente y sonrojándose un poco quitó su vista de la mía. Sonriendo
volví mi mirada a Ben.
— Soy la persona más feliz del mundo, de eso puedes
estar seguro, papá — le dije.
Él me miró bien. Se sentó erguida mente y me miró
fijo, sonreí.
— Lo siento, pero ¿Qué has dicho? — me preguntó.
— Te dije papá, Ben… ¿acaso ya estas sordo? — le
pregunté divertido. Él negó atónito con la cabeza, haciendo que yo riera — Eres
como un padre para mí… no tendré tu sangre, pero te aseguro que eres más padre
para mí que Mariano.
— Peter, yo…
— Sé todo lo que has hecho por mi madre. Sé cuánto
la amas, cuánto la has cuidado. Y mira, por Dios — dije y miré hacia Hoope — Me
has dado una hermana que, de paso sea dicho, creo que tendrás que poner un poco
más lo límites con esa enana.
— Yo también te quiero como a un hijo — me dijo y
lo miré — Y recuerdo que así lo sentí aquel día que te ayudé a venir al mundo.
— Entonces ya no se hable más, padre, porque creo
que nos estamos poniendo un poco sentimentales — dije y él rió.
— ¿De qué hablan? — preguntó mi madre mientras
ella, Lali y Hoope se acercaban a nosotros. Las miré.
— Cosa de hombres — le contesté.
— Esa respuesta machista tuya — dijo Lali
revoleando los ojos.
Entonces la tomé de la cintura y la senté sobre mi regazo.
Me miró bien y me hizo un gesto de ‘¿Qué estás haciendo?’
— Estábamos poniéndonos sentimentales — le dije
mirándola a los ojos.
— ¿Sentimentales? — preguntó mi madre.
— Le dije que lo quería como a un padre y él me
dijo que me quería como a un hijo… ya sabes esas cosas que son cursis y que
salen sin sentido — dije con desenfado.
— Aaaaaw, son tan tiernos — dijo mi madre y besó
cortamente a Ben.
Miré a Lali y ella me sonrió divertida, le guiñé un
ojo y quise besarla, pero se alejó discretamente poniéndose de pie.
— ¿A qué hora cortamos el pastel? — preguntó la
morocha.
— Un pastel que hizo Hoope — habló Ben.
— Enana, ¿tú hiciste un pastel? — le pregunté. Ella
me miró y asintió efusivamente.
— Sí, yo solita… bueno en realidad papá me ayudó,
pero él es horrible cocinando, es como si yo lo hubiese hecho solita — dijo con
una pequeña sonrisa autosuficiente.
¡Diablos, esta criatura es una exacta copia de mí,
pero en miniatura!
Todos reímos y Ben alzó en brazos a Hoope.
Mi celular comenzó a sonar, lo miré y me alejé de
ellos para contestar. La llamada aparecía como privada.
— ¿Hola? — atendí.
¿ Quien sera? ;)
Su papá????? Que bueno que regresaste se necesitaba de vos y de la nove!!! Me gustan que esten tan lindos y juntos :)
ResponderEliminar@ROCHI16TA
ay no me podes dejar así! Jajaj
ResponderEliminarGracias por los dos capítulos de hoy!
AMO TU NOVELA!, estoy feliz de que hayas vuelto! :)
Jenny
MaS nOVe
ResponderEliminarmas
ResponderEliminar