—Ya están los resultados —dijo y le entregó
un sobre a la doctora.
En ese mismo momento mi mundo se detuvo por
completo.
Lali apretó mi mano y la miré. La acaricié
para darle seguridad pero en ese mismo momento yo necesitaba un poco de
consuelo.
—Bueno, vamos a ver que dice —dijo la doctora
y comenzó a abrir el sobre.
Cada pequeño sonido que hacía al abrirse
llegaba con mucha intensidad a mis oídos. Respiré profundamente y solté el aire
levemente.
— ¿Y? —dijo nerviosa Lali mientras veía que
la mujer leía.
Ella levantó la mirada hacia nosotros y su
rostro no nos dijo nada. Es lo que más odio de los médicos. Nunca sabes lo que
sus rostros te dicen.
—Felicidades —mi corazón se detuvo en es
mismo momento —No estás embarazada.
Me apoyé pesadamente contra la silla.
—Pero… —dijo Lali y la miré —Tengo un atraso.
—Si —le dijo la mujer —Aquí me muestra que
tienes una alteración hormonal… ¿has estado comiendo mal?
—Puede ser —susurró ella.
—Pueden estar tranquilos solo fue una falsa
alarma—nos dijo.
—Gracias al cielo —suspiré.
Lali se puso de pie y tomó sus cosas.
—Muchas gracias por atenderme en tu horario
de trabajo y sin turno Mary —le dijo hablando rápido. La miré extrañado.
—No es nada linda. Cuando necesites me llamas
de nuevo —le dijo.
Lali asintió y sin decir nada salió de allí.
Me puse rápidamente de pie y miré totalmente confundido hacia la puerta.
—Pero, ¿Qué pasó? —la pregunta salió de mi
boca.
—Esta lastimada —me dijo la mujer. Me giré a
verla.
— ¿Qué? —le pregunté.
—A pesar de haber estado más asustada que
contenta con la idea, ella había albergado muy en el fondo de su ser la idea de
estar embarazada. A todas nos pasa… es como una sacudida de sentimientos y
cuando sabes que no es cierto te sientes por un lado vacía y torpe. Así que
corre a buscarla y dile que tú también albergaste la idea muy en fondo de ti
—me dijo.
Asentí un tanto confundido y salí rápidamente
de allí. Vi como la puerta del ascensor se cerraba. Busqué las escaleras de
emergencia y comencé a bajar rápidamente. Llegué al estacionamiento y la divisé
a punto de subirse al auto.
— ¡Lali! —le grité.
Ella no se detuvo. Entonces corrí más rápido
y la alcancé. La tomé del brazo y la jalé hacia mí.
—Déjame —susurró con un hilo de voz. La
abracé contra mi pecho.
—Tonta —le dije y la apreté un poco más.
—Tú eres el tonto —dijo sin dejar de llorar,
pero no se alejó de mí —Lo siento…
—No, no hermosa —la calmé y besé su cabeza —
¿Por qué lo sientes?
—Soy una estúpida —musitó —Yo…
— ¿Te habías ilusionado un poco? —le
pregunté. Ella alejó su cabeza de mi pecho y me miró a los ojos. Levanté mi
mano y sequé su rostro. Asintió levemente con la cabeza. Y en ese momento supe
que yo también me había ilusionado. Cuando en el auto me había dicho que quería
un chocolate la tonta idea de un antojo me hizo sentir muy bien —Yo también…
— ¿Enserio? —preguntó mientras soltaba unas
cuantas lágrimas más.
—Si —asentí con la cabeza —Pero no es el
momento.
—Lo sé —aseguró y ahora ella secó su rostro
—De verdad lo siento.
—No mi vida, no lo sientas —le dije. Ella
sonrió y me volvió a abrazar — ¿Vamos?
Ella asintió y nos subimos al auto. Salimos
de allí y comencé a manejar hacia la casa de ella.
Lali estaba demasiado
callada entonces me giré a verla y la encontré dormida. Sonreí levemente y
estiré mi mano para acariciar su mejilla.
—Te prometo que vamos a tener muchos hijos
—susurré—Cuando se dé y vengas a decirme algún día que vamos a ser papás juro
que vamos a ser muy felices.
— ¿Lo prometes? —su voz adormilada llegó a
mis oídos.
La miré y ella entreabrió sus ojos, con una
pequeña sonrisa en los labios. No estaba totalmente dormida. Sonreí.
—Claro que te lo prometo mi amor.
— ¿Estás seguro? —Preguntó mientras se
sentaba mejor en el asiento —Yo creo que si llegaras a ser padre te daría mucho
miedo.
—Y claro que tendría miedo —me defendí —Pero
sería muy feliz. Imagínate una personita tuya y mía. Eso sería grandioso. Él o
ella sería más que perfecto. Con mis ojos, con tu sonrisa, con mi increíble
personalidad.
Ella rió divertida.
—Por dios, ¿sería tan egocéntrico como tú?
—No es egocentrismo mi amor —le aseguré —No
puedes negar que soy hermoso.
—Es cierto, no puedo negarlo.
—Y si fuera una niña —dije y la miré —Tendría
esa belleza tuya que hace que cualquier hombre te quiera para él. Pero eso no
pasaría porque antes de que algún mamarracho le ponga un dedo a una hija mía
será hombre muerto.
—Peter —dijo divertida —Estás hablando como
si eso fuera a pasar…
—Es que va a pasar mi amor —le dije y tomé su
mano—Tú y yo vamos a tener un ejército de bebes. Serán 24 o 25…
— ¡Por dios! —dijo sin dejar de reí — ¿Acaso
crees que yo podría?
Asentí y me acerqué a besarla cortamente.
Llegamos a la casa de Lali y nos bajamos.
Entramos a su departamento y soltando
un suspiro me tiré en el sillón y prendí la tele. Ella caminó hasta la cocina y
escuché como abría la heladera.
—Lali —llamé.
— ¿Si? —preguntó ella.
—Ven aquí, amor —dije.
—Ahí voy —dijo y dos segundos después ella se
acomodó a mi lado.
Apoyó su cabeza en mi pecho. Estaban dando
una película en la tele, pero no le estaba prestando atención.
—Mi amor —la volví a llamar.
— ¿Qué, cariño? —dijo sin levantar la cabeza
de mi pecho.
— ¿Crees que sea buena idea contarle a los
chicos de esto… que pasó? —le pregunté.
Ella levantó la cabeza y apoyó su mentón en
donde estaba antes su cabeza, para poder mirarme más cómodamente.
—Yo creo que no es necesario ¿Y tú? —me dijo.
—Yo también creo eso. Digamos que será
nuestro secretito.
Ella asintió y se volvió a apoyar. La
película comenzó a ponerse interesante.
Coloqué uno de mis brazos detrás de mi cabeza
mientras que mi otra mano acariciaba y jugaba con el cabello de Lali.
Ella acariciaba mi pecho con su uña y aquella
sensación era de paz. Luego de varios minutos sentí que la respiración de mi
novia se volvía más pausada y lenta. Se había quedado dormida. La acomodé mejor
para poder mirarla a la cara. Su rostro curvaba una leve sonrisa.
Se veía tan
hermosa.
Mi celular comenzó a sonar me sobresalté y lo
busqué rápidamente en mi bolsillo. Gracias a dios no despertó a Lali.
— ¿Hola? —dije al atender.
— ¿Cómo estas hijo? —me preguntó.
— ¿Qué quieres? —le dije sin rodeos.
—Tranquilo, no llamo para molestarte —dijo
con un tono divertido —Solo quería decirte que necesito que mañana vengas a la
fiesta que organiza la comisión de los negocios de Del Cerro S.A.
— ¿Para qué me necesitas? Yo ya te dije que
no quiero tener nada que ver con nada de eso. Simplemente no —le dije.
—Hay firmas tuyas en alguno de los contratos…
solo necesito que hagas acto de presencia. Puedes traer a Lali —me dijo.
Arqueé una ceja y miré a Lali que seguía
dormida sobre mí.
— ¿En serio? —le pregunté algo sorprendido.
—Sí, ¿Por qué no?
—Bueno, voy a pensarlo y te llamo luego.
—Necesito que me lo confirmes ahora, por
favor.
—Bueno, está bien. Ahí estaremos —dije y
colgué.
Volví a mirar a Lali. Su
rostro aun tenía esa sonrisa de paz. Acaricie su mejilla y besé su frente.
Me
acomodé mejor en el sillón y cerré mis ojos para dormir un poco también.
~
Ella salió del baño y a mí casi se me sale el
corazón del pecho.
¿Cómo es posible que alguien pueda hacerte
sentir cosas tan mágicas?
Todavía me reprocho el haber sido tan
estúpido y no haber admitido lo que me pasaba con
Lali después de aquella
noche. Pero mejor tarde que nunca ¿no lo creen?
—Te ves hermosa —musité una vez que se acercó
a mí. Levanté mi mano y acaricié su mejilla. Luego acomodé un mechón de su
cabello—Realmente hermosa.
—Mentira —dijo ella sonrojándose un poco. Me
pareció lo más tierno del mundo.
—No podría estar mintiendo, Lali —le aseguré
mientras le echaba una devoradora mirada por su pequeño cuerpo.
— ¡No me mires así! —Dijo divertida y golpeó
levemente mi pecho —Eres un depravado.
—Ese vestido negro que traes puesto se vería
muy bien en el suelo en este momento —le dije y me acerqué rápidamente a ella.
Intentó escapar pero coloqué mis manos
alrededor de su cintura impidiéndole aquello. Rió nerviosa y colocó sus manos
sobre mi pecho.
—Suéltame —ordenó.
— ¿Pero quién te crees, mi madre? No voy a
obedecerte, loca.
—Escúchame una cosita, tontito —dijo y
comenzó a ejercer un impulso sobre mí para alejarse. La acerqué más a mí
—Tenemos que irnos… se nos va hacer tarde para la reunión de tu padre.
—No pasa nada si llegamos unos cuantos
minutos tarde —musité y la acerqué más para depositar un pequeño beso Justo
debajo de su oreja. La sentí temblar levemente.
—Peter Lanzani, por favor… no hagas eso —me
dijo firme. Volví a besarla en el mismo lugar que antes pero esta vez el beso
se hizo más largo. Comencé a correr mis labios por el contorno de su bello
rostro—Peter…
—Cállate —le ordené —Me la debes.
—Mentira —chilló.
—Sí que me la debes… ayer te hiciste la
tontita.
—Eso no es cierto. Tuvimos nuestro momento…
¿o no?
—Ajá, si claro.
—Peter —me dijo y con sus manos que seguían
sobre mi pecho me empujó un poco de ella para que la mirara a los ojos —Después
de la fiesta.
—No, ahora —le dije.
—No, ahora no —sentenció.
— ¿Cuál es la diferencia de ahora y después?
—le pregunté fastidiado. Ella sonrió y se puso en puntas de pie para besar con
cuidado mis labios.
—Que ahora tenemos que irnos y además no me
gustaría llegar marcada… últimamente te estás volviendo muy marcador —me acusó.
Sonreí con los labios sellados —Y después será después… tú sabes.
—Lo que pasa es que a mí me gusta marcar lo
que es mío. Si yo te marco entonces los demás lo ven y saben que tienes dueño.
Frunció el ceño y se alejó completamente de
mí.
—Eres un cerdo machista, nos vamos —dijo con
cierto enojo.
Volví a sonreír y tomé mi abrigo para
dirigirme hacia la puerta. Estábamos en casa de ella, ya que el lugar en donde
mi padre nos había citado quedaba cerca de allí. Salí primero que ella y fui a
apretar el botón del ascensor.
Ella estaba totalmente seria. Está enojada
ofendida, esperando a que yo me le acerque la abrace y le pida perdón por ser
un cerdo machista. La miré y ella entró en el ascensor. Apretó el botón a
planta baja. Pronto llegamos y sin decir nada salió de allí.
En silencio caminé detrás de sus pasos.
Sonreí y estaba por decir algo pero un celular comenzó a sonar. Era el de ella.
— ¿Hola? —Dijo y al instante una sonrisa
atravesó su rostro — ¡Vico! ¿Cómo estás? —La sonrisa que yo tenía en mi rostro
desapareció en ese mismo segundo —Claro que podré verte mañana en la
biblioteca… me encantaría poder ayudar en eso —sonrió aun más y asintió con la
cabeza. Sentí una punzada en medio de mi pecho. ¿Por qué demonios D’Alessandro
llamaba a mi novia y la citaba en la biblioteca de la Universidad? Creo que
tendré que aclarar unas cuantas cosas con el querido Victorio —Claro que sí,
nos vemos mañana.
Ella colgó y no dejó de sonreír. Hacía un
segundo su cara era la de alguien completamente enojada y furiosa. Ahora la
señorita solo sonreía. Pero que descaro.
— ¿Qué quería? —le pregunté.
— ¿Me hablas a mí? —me preguntó ella.
—No, le hablo al auto —dije irónico.
Ella sonrió y sin decir nada se subió al
coche. Apreté los dientes y me subí también. Tomé las llaves y lo encendí.
—Pongamos un poco de música —dijo y prendió
la radio.
La miré de costado y ella no dejaba de
sonreír. Eso está acabando conmigo. ¡Malditos celos estúpidos! Yo sabía que
vendrían con el tema del amor, pero no que eran tan asquerosos y tontos.
— ¿Qué quería D’Alessandro, Lali? —pregunté
está vez diciendo bien los nombres para que no salga con…
— ¿Me hablas a mí? —preguntó de nuevo.
La miré realmente mal y ella estalló en
risas. Aquel hermoso sonido entró con fuerza por mis oídos, pero no me causó
excitación como otras veces. Está vez solo me causó un poco más de enojo.
—No seas tonta —dije entre dientes. Ella me
miró.
—Mira machista —me dijo y la miré —No puedes
sentir celos de Vico.
—Lo sé, pero los siento. ¿Por qué te llama?
—Porque quería pedirme un favor.
— ¿Qué clase de favor? ¿Y por qué a ti y no a
otra?
—Peter —dijo divertida —Vico es mi amigo y yo
soy su amiga. Necesita que mañana lo ayude en la biblioteca para llevar algunos
libros hacia un jardín de niños.
— ¿Y por qué no me llamó a mí? Soy un hombre
y puedo levantar más libros que tú.
—Y otra vez sales con tu machismo —me dijo
volviendo a ponerse seria — ¿Cuándo lo vas a entender? Te detesto cuando te
comportas así.
Miró al frente y cruzó sus brazos sobre su
estomago. No dije más nada, ni ella tampoco.
Llegamos al lujoso lugar en donde
se celebraba la reunión.
Lali se bajó y guardó las llaves en su
cartera. Comenzó a caminar y decidí dejarle su espacio por unos cuantos
segundos. Ya se le va a pasar.
Entramos y el lugar ya estaba lleno de gente.
Me acerqué más a Lali y apoyé mi mano en su espalda.
—No me toques —dijo.
—Vamos tontita, no estés enojada conmigo —le
susurré al oído.
Ella me daba la espalda. Dejó de caminar y se
giró a verme.
—Estoy enojada contigo y solo voy a hablarte
porque estamos en un lugar público. Pero cuando nos vayamos me dejas en casa y
tú te vas a la tuya.
—Lali —dije poniendo mi mejor cara de perro
mojado.
—Lali, nada Lanzani —no pude evitar sonreír
—Y sigue riéndote, que no solo será esta noche. Sino que la de mañana y pasado
también.
Volvió a darme la espalda y comenzó a
caminar. La seguí sin dejar de sonreí. Ella es tan orgullosa. Comencé a caminar
también y la alcancé.
—Que bueno que vinieron —escuchamos su voz y
nos giramos a verlo. Él me miró a mí y luego a Lali —Estás muy bella, Lali.
—Gracias —dijo ella por lo bajo.
— ¿Y bien? Sobre que se trata esta reunión
—le dije yo.
Él me miró y sonrió. Aquello no me gustó para
nada. Y tampoco la persona que vi entre la gente. María.
—Hablemos en privado, hijo —me dijo. Miré a
Lali y ella asintió.
—Yo los veo después… voy a tomar algo —dijo
ella y se alejó de nosotros.
Miré de nuevo a mi padre.
— ¿Qué es lo que quieres? —la pregunta salió
sola de mi garganta.
Sabía que algo no andaba bien.
—Tienes que dejar a Lali —me dijo sin dejar
de sonreír.
— ¿Qué? —pregunté.
—Lo que escuchaste hijo. Tienes que dejar a
tu querida novia —apoyó su mano sobre mi hombro —Es por el bien de todos.
que?? es un forro el viejo vigilante ese!!
ResponderEliminarQue se fumo el viejo este peter mi loco deja a lali
ResponderEliminarPeter vos le haces caso a tu padre y dejas a Lali y date por muerto ¬¬
ResponderEliminar@ROCHI16TA
Perdon pero QUE PADRE TAN TURRO -.- me caga. Hay :( ya me imaginaba una mimi lali o un mini peter :(... Ya que me encanta :3
ResponderEliminarAaaaaaaaaa que hdp su viejo !
ResponderEliminarQuiero mas
Falta poquísimo para el final
La nove tiene epilogo ???
Besos !
@Sofi_blog
Ay no kiero qe termine :'(
ResponderEliminarPeter mandalo a freir churros a ese viejo amargó